(“EL BOLETIN“, miércoles 6 de marzo, 2013)
Menuda rachita lleva nuestro rey, lo último ha sido la explosión de unas botellas de hidrógeno esta mañana en la clínica en la que se recupera de la última intervención quirúrgica. De inmediato algunas televisiones han enviado a sus cámaras al lugar y ha habido quién ha informado de la urgente evacuación de don Juan Carlos en una ambulancia escoltada por motoristas. Pero nada de eso ha ocurrido en “La Milagrosa” aunque espero que Corinna y Urdangarin tengan una buena coartada porque son los principales sospechosos; la primera por incendiar todo aquello por dónde pasa y el segundo por calentar el ambiente hasta hacerlo muy espeso.
Ya lo siento por los comentaristas de esas televisiones que estaban deseando dar el plano del rey saliendo a la carrera, (es un decir), con unas zapatillas con las iniciales J.C. bordadas en la punta. O el rey con una manta esperando a que el fuego amaine bebiendo un caldito caliente. Durante todo ese tiempo que han durado las conexiones los todólogos-tertulianos han debatido acerca del color y origen de ese humo espeso que partía supuestamente de la lavandería de la clínica. Si era un ensayo a las jornadas que nos aguardan hasta ver el humo blanco salir de la Capilla Sixtina estamos aviados porque nos van a dar la serenata con sus sabias opiniones.
De inmediato, casi tan rápido como el incendio, se han propagado por la red las bromas acerca de este asunto. Hay quién miraba con recelo a Froilán por si hubiera estado por allí jugando con la escopeta, otros hacían mención a la princesa Corinna y así hasta completar un ratito de chascarrillos que han animado el desayuno de los usuarios de las redes. Por supuesto que siempre después de conocer que no había pasado nada. Hasta ese momento casi todo era un monográfico bastante plasta sobre la muerte de Hugo Chávez que tiene tantos partidarios como detractores entusiastas, pocos son los que se acuerdan de sus hijas o los que le desean que haya tenido un buen tránsito hacia el mas allá aunque en su vida hubiera sido el mismísimo demonio encebollado.
Todo quedó en un susto pero enseguida hubo quién mencionó lo que pasó en la Torre Windsor, y luego estaban los que no recordaban lo del Windsor pero enseguida se han puesto a jugar con la herencia dinástica que es otro entretenimiento capitalino que da mucho de sí.
El CNI no se entera de la misa la media porque ya podía haber investigado cómo está la lavandería de “La Milagrosa”, al parecer con mas peligro que Falete en un trampolín. No corren buenos tiempos para “la casa”, menos cuando se ha sabido que tuvieron un espía contratado, no en nómina, que luego curró clasificando correos para el abogado de Urdangarín. Así las cosas se entiende mejor el volumen del milagro de esta mañana en la que todo ha quedado en un susto y en unos tertulianos que auguraban un relevo en la jefatura de Estado por razones humanitarias que vienen de humo.
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