(“La Gaceta de Salamanca“, domingo 27 de enero 2012)
Premio para quién recuerde el nombre del funcionario de Policía que se arrojó a las vías del Metro de Madrid para salvar a una mujer que había caído en las vías. En cambio todo el mundo conoce por el nombre a estos personajes: Bárcenas, Muñoz, Pantoja, Martin y Urdangarin. Parte de la sociedad anónima está formada por cerca de seis millones de parados conoce el nombre de pila de los golfos que les han tangado y, lejos de enfurecer, padece lo suyo en silencio. Otra parte está formada por unos trabajadores silenciosos a los que suben el IPC pero a la vez les incrementan el IVA y les crujen con mas impuestos.
Si en Oslo tuvieran conciencia este año le deberían dar el Nobel de la Paz a la sociedad anónima española que nunca ha oído hablar de paraísos fiscales y que no conoce otro horizonte que el de cumplir con su trabajo, o padecer el paro atroz que especialmente se ceba con los jóvenes. Y ni una queja, o al menos las protestas de lo mas civilizadas y llevaderas, muy educados y dentro de los cauces legales. Algunos aseguran que esto llega a pasar en otro país y arde Troya. Mansos somos, la verdad, porque ni siquiera le pedimos el libro de reclamaciones a nuestros gobernantes y la alternancia entre los dos grandes partidos empieza a aburrir.
¿Por qué le tenemos que guardar respeto a un gañán que firma los correo como el duque “em…Palma…do”? Igual se cree gracioso pero si no eres capaz de representar el honor que te corresponde es mejor que dejes el ducado y vuelvas a las cuadras de las que has salido. Si quienes están por encima no practican con la ejemplaridad entonces que no se extrañen cuando se los tomen a pitorreo. Y estamos en periodo de chirigotas y carnaval, aquí no se libra nadie se salir retratado en una copla. Pero a diferencia del carnaval que acaba en miércoles de ceniza estos personajes chuscos que llenan las pantallas y ocupan titulares de periódicos no se quitan la máscara en todo el año. Llamarles jetas sería un honor para ellos por lo que tienen de pícaros bonachones.
La sociedad anónima molesta bastante, por eso se le sitúa cada vez mas lejos de las tribunas para que sus protestas no lleguen a los personajes que han tirado su honor por la borda como chicle desgastado. Ellos se lo buscan y eso es lo que obtienen aunque seguro les sale a cuenta porque de lo robado nunca mas se supo, o bien pactan con el Fiscal o bien esperan a cumplir condena y luego irse con el dinero calentito. Si Roldán no lo devolvió tampoco lo van a hacer estos de ahora que son también de la hermandad del “trincornio”. Y luego se hacen llamar don, doña y duque, manda narices que aún les mantengan el saludo en el ascensor.
Compartir: