Otra de Arena

(“ABC”/MADRID, lunes 21 de enero 2013)

Después de la de cal, (la comisión de investigación), llega la de arena que promete no pocas sorpresas. La Justicia no dirime responsabilidades políticas pero sí entra a saco para saber lo que ocurrió aquella fatídica noche.
A partir de mañana empezarán a desfilar ante el juez una cuerda de presuntos cuyo testimonio es necesario esclarecer para llegar a la verdad. Sin ánimo de ampliar la sombra de la sospecha parece que los responsables de la fiesta nos han contado el cuento de “Caperucita” en la Casa de Campo, primero porque el aforo fue superado con creces y después porque las últimas imágenes ofrecidas por las cámaras de seguridad dicen que de entrada a las bravas nada. En las secuencias se ve como un río de personas se acerca hasta el Madrid Arena y entra en el recinto sin necesidad de echar abajo las puertas a empellones. Menos mal que estaban las cámaras porque en otro caso nos hubieran tomado por ingenuos críos que se creen lo primero que les cuentan porque de noche todos los gatos son pardos. Será ante el juez cuándo los citados canten las verdades del barquero, por ahora nos ha colocado unas cuantas milongas tocadas con púa y bandurria.
Después del último vídeo que ofreció ABC a la defensa le cabe una salida a lo Groucho Marx: “¿A quién va a creer usted: a mí o a sus propios ojos?” La aparición sucesiva de imágenes le va a complicar su trabajo. Y eso que no están todas porque algunas cámaras eran de objetivo de madera, estaban allí solo para figurar, pero lo visto parece suficiente para tener una imagen de cómo fue el desastre y de qué manera funcionó la des-organización.
La de Arena en el juzgado puede ser la definitiva de muchas de cal que hemos tenido en el debate político y que no siempre estuvieron libres de mala intención. Como en los juicios americanos se trata de saber “la verdad, toda la verdad y nada mas que la verdad”. Lo demás: artificio y cuento chino con música de bacalao.

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