(“ABC” Madrid, jueves 10 de enero, 2013)
El agua de la Cibeles sale turbia desde hace unos días porque algo hay en el subsuelo que la contamina, pudiera ser la incertidumbre que se emana de la sede municipal. La alcaldesa no está nada contenta con la respuesta que se le ha dado al Madrid Arena y ha tumbado al vicealcalde, al todopoderoso Miguel Ángel Villanueva, después de haber despachado también ayer a la responsable de Seguridad y Emergencias, y hacer lo propio en su día con Pedro Calvo.
La catástrofe del Madrid Arena tiene dos vertientes: la tragedia personal que nadie puede cambiar y la política que se nota con espoleta retardada. Con estas expulsiones la alcaldesa se queda sin escudo y queda mas expuesta a la crisis porque no puede ser que personas de su entorno tengan que marcharse sin que ella resulte afectada aunque sea por “no acción”, o por mala elección de sus peones. A Villanueva le ha perdido su foto con el empresario Flores y sus relaciones con el mundo de la noche, aunque él quiera vender su salida como un triunfo en realidad es el fiasco de dime con quién andas y te diré quién eres. Al ángel caído no le ha valido la excusa de echar la culpa al empresario que según parece entraba por su despacho con cierta asiduidad, igual que si ya le hubieran indicado el camino otras veces.
El ruido del Madrid Arena no ha acabado, ni la parte judicial ni su vertiente política. El retraso de Ana Botella en tomar decisiones, (en función de las nuevas grabaciones que saltan a los medios), perjudica no sólo a su futuro político, o a su partido en Madrid, es que daña seriamente a la verdad y eso es lo mas grave. Y todo este tiempo perdido.
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Etiquetas: Botella, Cibeles, Pedro Calvo, Villanueva