Rastrillo político

(“COLPISA/VOCENTO“, martes 8 de enero 2013)

Si los partidos pudieran acudir al llamado “mercado de invierno” como hacen los clubes de fútbol podrían fichar y deshacerse de algunos personajes que no les sirven. Salvo contadas excepciones cuando la carrera política se trunca de inmediato desaparecen de la primera fila y pasan a engordar el cementerio de elefantes. Un lugar muy rentable en el que se vive bien gracias a los consejos opíparamente remunerados.
Nombres hay a puñados tanto en el PSOE, como en el PP y en IU; aquí no se salva ni el tato. El difunto Santiago Carrillo le hizo la vida imposible a Antonio Gutiérrez hasta que consiguió que volviera a la mina. En el PP aburrieron a Vidal Quadras y en fechas recientes han apartado a Basagoiti por iguales motivos. El “zapaterato” alfombró la entrada de Ferraz con nombres diversos tirados por el suelo; el mas llamativo fue Solbes pero de ahí a María Antonia Trujillo pasando por Rosa Aguilar a la que “ficharon” levantándosela a Cayo Lara para engatusarla con un ministerio por el que pasó sin pena ni gloria. Eso en cuanto a la política nacional porque en la autonómica encontramos ofertas de consejeros y directores generales en la Junta de Andalucía, me refiero a los que aparecen vinculados a la espesa trama de ayudas. Y en Valencia otro tanto de consejeros y portavoces que han salido por la puerta falsa después de haber mangoneado durante el vicerreinado de Camps.
La fórmula del rastrillo podría ayudar a recolocar piezas destronadas aunque también ellos saben cómo moverse en su otra vida, quizá el mas hábil sea Rato que a las malas noticias les saca rentabilidad económica. Otros como Bono y Zaplana redactan manifiestos para defender la Constitución al margen de sus partidos porque se consideran desplazados. Bono además promociona la primera parte de sus memorias que son densas y cargadas de complacencia hacia su persona, (también es verdad que nadie escribe en su contra). Pablo Castellano, también víctima del desafecto del PSOE y de IU puso el mejor título que se conoce a un libro de memorias: “Yo si me acuerdo”, y en efecto era un divertido e inteligente ajuste de cuentas.
En el PP andan como locos por dar la cena homenaje a Aguirre que de momento mantiene su poder como presidenta regional, y por eso se planta ante la cárcel de Segovia para pedir la libertad de Carromero, (sobre la que no se ha pronunciado Gallardón, curioso). Sí, ese señor que se denominaba “el verso suelto” del PP y va saltando de cargo en cargo como Tarzán con las lianas de la selva.
Ese rastrillo iba a ser de lo mas comentado en la cada vez mas antipática cuesta de enero a la que ni siquiera ablandan las rebajas. Un poco de humor paliativo no vendría mal entre tamaña solemnidad oficial.

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