(“Las Provincias”, 18 de diciembre 2012)
Entre Gallardón y la baronesa Thyssen no hay muchas semejanzas, al revés hay muchas diferencias puesto que en su día Tita Thyssen amenazó con encadenarse a un árbol del Paseo del Prado si se acometía una reforma contra la zona verde que tiene delante el Thyssen en Madrid. Pero aunque ambos tienen vidas diferentes han ido a coincidir en lo mismo y en la misma fecha: los dos quieren vender su “Villa Favorita” para salvar los muebles de la crisis. Tita pretende colocar la mansión al primer jeque que pregunte por ella porque no la puede mantener, y Gallardón vende la Justicia en pequeñas dosis para que otros le mantengan el palacio.
Las nuevas tasas judiciales le parecen, (en algunos casos), una barbaridad al Fiscal General del Estado al que le hubiera gustado que le consultaran. Pero en cuanto se trata de esquilmar el bolsillo del contribuyente hemos dado con el ministro adecuado, tanto en su época como presidente autonómico como de alcalde capitalino, Gallardón tuvo claro de dónde se sacan los recursos y es directamente de la bolsa del ciudadano. En otras épocas al menos se apostaban entre las rocas del camino para acometer el atraco pero hoy no hace falta que escondan el trabuco porque se creen legitimados por la gracia divina que ilumina a cualquier gobernante. Y si hace falta se suben los impuestos porque sobre ya se sabe que más duro que el diamante es la espalda del contribuyente sobre la que recaen todo tipo de pesos sin queja alguna.
A Tita Thyssen le ha hecho falta un reportaje con posado en “Hola”, allí pudo desgranar su relación afectiva con un “casoplón” que le vino en herencia y al que tanto cariño tenía. Cuanto más sentimiento le ponía a sus palabras es porque menos quería rebajar el precio, es una técnica de marketing muy elemental que funciona en los bazares de Oriente: si dices que esa cama fue la que usó tu abuela hasta el final de sus días entonces revalorizas la mercancía al darle un carácter épico. A Gallardón no le hizo falta asomar la ceja en una revista, para eso tiene el BOE, allí puso negro sobre blanco lo que le ha costado tantas críticas de sus compañeros de la carrera judicial.
A partir de ahora pasear por los jardines de Villa Favorita de Gallardón va a salir bastante caro, es evidente que el Ministro más que afán disuasorio tiene interés crematístico. También sale caro pasear por la casa de Tita en Suiza pero no todos vamos de jeques por la vida y nos conformamos con ver las fotografías. En cambio las tasas le ponen un nivel a la Justicia y discriminan entre ricos y pobres. Ya sé: el ministro también quiere salvar los muebles pero que no sea a costa de los que menos tienen, menudo “favoritazo” nos ha arreado el señor Gallardón.
Compartir:
Etiquetas: Gallardón, Tita Thyssen.