(Europa Press/OTR, martes 25 de septiembre 2012)
En política las genialidades se pagan y habitualmente caras. La idea del candidato republicano a la Casa Blanca, Mitt Romney de poder bajar las ventanillas de los aviones es mundial. Alguien tan torpe puede llegar a ocupar la presidencia de Estados Unidos y todo porque tuvo un susto en su jet privado y pensó que teniendo la manivela podría saltar a tiempo. Este pensamiento es digno de Jonathan Swift: “cuándo un verdadero genio aparece en el mundo, lo reconoceréis por este signo: todos los necios se conjuran contra él”. Quién sabe cuál puede ser la siguiente orginalidad de Romney, quizá submarinos descapotables para salir a flote de la crisis. Dios nos salve de estos iluminados que pueden tener el maletin nuclear, el famoso botón rojo al alcance de su mano. Con un candidato así puede que peligre la hegemonía de los Estados Unidos pero volverá a renacer la comedia en Broadway.
Salvando las distancias trasconeánicas en Madrid tuvimos a una candidata emergente que iba camino de hacerse con la alcaldía, a una jovencísima Trinidad Jiménez a la que vistieron con una chaqueta de cuero, (la famosa “chupa”), que le quedaba hecha a medida. Toda su carrera electoral iba directa hacia la Casa de la Villa preocupando al candidato Gallardón pero, ¡de repente!, aquella chica dispuesta a comerse el mundo pensó que en la M-30 había que poner semáforos, (semáforos en una vía de circunvalación rápida). Ahí se acabó su gloriosa carrera hacia la alcaldía madrileña porque nunca mas levantó el vuelo.
Las carreras políticas no están exentas de momentos para olvidar que se lo digan a Berlusconi que de su “boca-chancla” hizo un estilo de gobernabilidad insoportable, (“inviertan en Italia, allí están las secretarias con las mejores piernas del mundo”). Pero el paso dado por Mitt Romney le puede costar las aspiraciones que le quedaban. Se lo ha puesto fácil a Obama sólo tiene que decir que él es partidario de los aviones con la ventanilla fija de toda la vida.
Supongo que igual que en esas cadenas ñoñas de internet en las que se afirma que cada vez que alguien tiene una mala idea muere un gatito en Kuala Lumpur habrán sacrificado a un asesor de Romney porque, naturalmente, un político nunca tiene la culpa de sus sandeces, (sólo aquellos que les votan). Este zoquete aspira a ser el hombre más poderoso del mundo, en realidad es todo un descubrimiento, si no es en la Casa Blanca es posible que nos depare días de gloria en otros lugares igual de conocidos, tal vez aspire a la presidencia de Ryanair. Ha nacido una estella.
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Etiquetas: Romney, Swift, Trinidad Jiménez