Todo es posible en este momento, hata que Pokémon gobierne en coalición en Galicia con un antiguo narcotraficante. Y mientras tanto en Cataluña Artur Mas sigue a lo suyo a velocidad de crucero; la realidad es que hemos llegado al divorcio ahora sólo falta saber cómo nos repartimos los muebles y las escasas joyas que nos quedan y la Liga de Fútbol que no es poca cosa, por cierto. Un divorcio inevitable, tanto que Durán aprovechará mañana para operarse del menisco y así tener la excusa del convaleciente. El odio es un material muy resistente y tiene la facultad de adaptarse como la plastilina.
Pero mientras nos vamos, o nos quedamos, o tenemos que pasar la pensión hay que reconocer los méritos de Mas que ha sido capaz de eclipsar a la presencia de Obama en Naciones Unidas, y que ha tenido que luchar contra las ocurrencias del candidato Mitt Romney que quiere acabar con la aviación civil creando jet descapotables. Digámoslo de una vez: detrás de la bronca de la natación sincronizada está Artur Mas, ¿O acaso antes se había desatado la tormenta en la piscina?, ¿Han aguantado quince años este silencio de aguas cálidas?, no dejemos de lado la conexión entre la entrenadora Tarrés y los postulados independendistas. Aquí siempre se nos han dado de cine las conspiraciones y no vamos a dejar pasar la ocasión, si nos ponemos en plan incendiario quién sabe si los policias que detenían anoche a manifestantes en Neptuno no eran también agentes catalanes con capucha enviados a Madrid para contribuir a desestabilizar nuestra democracia, (y de paso a amedrentar al pijerío que iba a cenar al chino del Hotel Palace que está muy de moda, a Cifuentes le gusta me consta).
Maquiavelo a su lado era poco, un becario, un aprendiz de brujo. Ha nacido un nuevo lider y sería una lástima que dejara el poder tras las próximas elecciones, alguien así tiene que ser conservado como patrimonio inmaterial. No andamos sobrados de talentos, por favor convervemos aquello que ha de conservarse para mejoría de las generaciones futuras.
Y no olvidemos que Artur Mas creció, se amparó y triunfó gracias al apoyo de ese PP que en Cataluña se hace cruces en este momento. Hacen como si no le hubieran visto nunca, como si no fuera del barrio. Bueno, un despiste lo tiene cualquiera.
Compartir: