No sé vosotros, mis queridos “habituales”, pero a mí me ha dado por pensar cómo será el futuro.
Dicen que la economía va a cambiar el mapa, (supongo que se refieren al mapa de los paises ricos), y que luego vendrá una etapa de la que nadie se atreve a vaticinar cómo será. Estamos llenos de temores, igual que los marinos antes de Colón: la tierra es plana y al final hay unos monstruos que se tragan a las embarcaciones. Unos monstruos terribles que provocan galernas.
A mí me da igual porque nunca me ha molestado la lluvia, y creo que todo monstruo en realidad es alguien al que no le han querido bien.
Se buscan arquitectos para diseñar el futuro: ¿cómo será? Yo creo que urge crear un nuevo Arca de Noé con los elementos que serán imprescindibles una vez haya pasado el sofocón económico. Pongo las primeras piezas en la bodega: la risa, la siesta, la amistad y un jamón de pata negra. Y, también, unas cartas para jugar al mus. A partir de ahí dejo el espacio abierto a posibles aportaciones ciudadanas.
¿Qué no debe faltar en ese futuro que llegará cuando el personal se haya dado cuenta de que la Bolsa es un misterio y la economía otra forma de dominar a los pueblos?
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Un poco más arriba, en los camarotes, yo pondría…., es más,…. pongo, sexo. Alguien se olvida de él? No es incompatible con nada de lo que hay en la bodega. Podemos establecer turnos antes/después sexo, luego una siesta, después jamón y una partida de mús….
Nos lo vamos a pasar de miedo!!
Victoria.
Tal y como lo cuenta Victoria dan ganas de que empiece a llover de una vez. No hay nada como una hecatombe para darse cuenta de las cosas que son imprescindibles, y de las que sobran de manera descarada. (Eso van también con algunas personas).
De lo que se colige que el sexo atrae a la lluvia…
Por eso en Galicia hay la mejor calidad de esperma.
Si es una regla de tres, me falta una,
Carlos: piensa, pero por ese camino sólo vas a llegar a la conclusión de que los sapos la tienen más grande. Será por eso que en los cuentos se convierten en príncipes.
Ya lo decían Dylan y Pablo Guerrero en dos momentos críticos: el de la guerra de Vietnam y en plena dictadura: A hard rain’s a gonna fall y Tiene que llover a cántaros. Pues eso, a ver si cae el chaparrón y limpia el ambiente y las cabezas (por dentro)
Lo que dice Silvia es muy interesante: ¿Quienes son los poetas de ahora?, ¿Quién le canta a estas ruinas neorománticas del capitalismo invencible?, que llueva, es cierto, y que la corriente se lleve a más de uno río adentro. Pero, tal y como están las cosas, los únicos que no hacemos pie somos los de costumbre… esa gente que consume y deja consumir. Aunque bien es verdad que es mejor consumar que consumir puesto que se puede consumar cuando todo ya se ha consumido.
Si despues de los ‘cienes’ de años transcurridos el mundo no ha cambiado nunca a mejor, me temo que no no va a ser fácil que nos pongamos de acuerdo esta vez.
De comer que perdure la tortilla de papas y cebollas y que abunden las personas de mirada limpia y ya es pedir….
Algún tonto contemporáneo también habrá que poner en el Arca, hace falta tener un contrapeso por si las olas vienen todas del mismo lado. Y, llegado el caso de extremo peligro, no hay como un tonto que flote, son una verdadera tabla de salvación: te llevan hasta una orilla y luego aunque se sequen siguen siendo igual de tontos.
La tortilla de patatas debería ser patrimonio de la humanidad, hasta de la humanidad que no tiene para comer. Es El Vaticano de la gastronomía española, el no se puede ser más feliz. Cuando las gallinas hacen un master ponen los huevos idóneos para una buena tortilla, y así es el mecanismo.