(“OTR/EUROPA PRESS“, 11 de julio 2012)
Está confirmado, lo ha dicho Montoro: no es país para cojos. Dice el ministro que si todos los que tienen que pagar IVA lo hubieran hecho quizá ahora no hablaríamos de aumentarlo. El problema no lo tenemos con Hacienda si no con el atletismo porque no estamos bien entrenados: los que mas corren llegan hasta el refugio del paraíso fiscal y los pringadillos que hacemos la vuelta más lenta somos corneados por el toro del IVA. A efectos de pagar el impuesto somos como guiris en San Fermín, se nos pone la cara de pánico de los que se agolpan en las talanqueras de “la curva de Telefónica”. Eso sí, a diferencia con Pamplona si te cornea el IVA no hay asistencias sanitarias que te curen la herida, por lo tanto el mensaje es corre más deprisa y procura no mirar atrás por si acaso.
El gran Labordeta intentó explicar España desde la mochila, el maestro Peridis desde el arte románico, ilustres cocineros como José Andrés han narrado cómo somos desde el paladar, sólo falta que alguien cuente que somos un país de listillos. No es una exageración concluir que si la inteligencia que se ha aplicado en defraudar se hubiera puesto en la causa científica hace una década que el “bosón de Higgs” lo hubiéramos descubierto en España, sin duda. Defraudadores, timadores de IVA, alumnos de la Academia de El Pernales, expertos en SICAV, mentirosos del IRPF, todos ellos suman un conglomerado de inteligencia que hubiera sido memorable en caso de no haber trabajado para el mal. Nuestro retrato robot es el que asusta en Bruselas y en Berlín: somos muy simpáticos, tenemos un clima estupendo pero Merkel no casaría a una hija con un banquero español. Tras años de luchar contra la imagen del tópico volvemos al cuadro de López Váquez persiguiendo suecas por Benidorm, gente entrañable ante una sangría pero de poco fiar si es ante un contrato.
Montoro en lugar de castigar a los cojos que corren menos podría haber ido a por aquellos que defraudan de manera contumaz pero muy satisfactoria para sus intereses, pero sabe que le llevan mucha distancia y que no es fácil seguir sus huellas. Una vez mas se cumple aquello de que pagan justos por pecadores y de paso se potencia la piratería fiscal porque si con un IVA reducido ya le echaban morro ahora con una tasa mas alta tienen mayores motivos. No olvidemos la idea fuerza: no es país para cojos, no en balde Urdangarin y su socio se conocieron en unos Juegos, por lo tanto hablamos de gente que pueden presumir de hacer buenas marcas.
Unas zapatillas y un pantalón corto son el inicio de una carrera que nos puede llevar lejos: bien hacia el fraude o bien hacia el exilio.
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