(“La Gaceta de Salamanca“, 10 de junio, 2012)

Tras el episodio de Dívar que no se podrá investigar en el Parlamento pero si en “Cuarto Milenio”, (los misterios de la noche de Puerto Banús), llega otro asunto de interés a nuestras pantallas: el sindic viajero, el defensor del Pueblo catalán que se ha pulido unas cuantas millas a costa del presupuesto público. Rafael Ribó ha dado varias veces la vuelta al mundo en lo que parece una confusión en sus deberes oficiales, igual creyó que participaba en una regata a vela de las que cruzan los mares seguidos por un helicóptero que capta imágenes..O que rodaba la segunda parte de “El Fugitivo”, todo es posible.
En estos tiempos en los que a todo se le busca un esponsor la comparecencia de Rafael Ribó en el Parlamento Catalán podría estar acompañada de anuncios de marcas deportivas y de agencias de viajes. Igual que sale Del Bosque con un panel detrás cargado de anunciantes, Ribó podría tirarse el pisto y comparecer patrocinado por Coronel Tapioca. No sabemos si las explicaciones serán convincentes pero de lo que podemos estar seguros es de que presentará un álbum fotográfico cojonudo que será la envidia de los diputados. Si la comparecencia la hace antes de julio podrá hasta proponer ofertas y lugares baratos de interés. Y, si la cosa le sale medianamente bien, Ribó podría presentar una serie de “catalanes por el mundo” que tendría mucho tirón. No debe quedar rincón de la geografía que no haya visitado con gran interés. Seguro que en las máquinas de los japoneses aparece en algunas fotos la imagen de Ribó con un sombrero panamá y unas gafas de sol.
Por explicaciones que no quede y por enseñar las fotos tampoco. La sangre fría del cargo electo cuándo es pillado mirando a Venecia es digna de estudio. Lejos de conjugar el incómodo verbo dimitir se aferra a su versión de que todo en esta vida es comisión de servicios y dedicación exclusiva en asientos de Business Class. Esperemos que no pase factura por el kilometraje.

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