(“Las Provincias“, 24 de abril. 2012)
La recesión es perversa: nos devuelve a niveles de crecimiento del año 2003 pero a cambio no nos quita años. Eso no vale pero cuándo la economía cae en picado todo es posible y todo nos afecta como a buen perro flaco al que le acosan pulgas. Aquí me gustaría ver a Keynes como José Tomás con las zapatillas pegadas al suelo esperando al morlaco de la crisis por estatuarios, menudo arreón se iba a llevar. Uno tiene la impresión de que ya no hay expertos en economía sino analistas de cuidados paliativos que se encargan de buscar sinónimos que no duelan tanto como la verdad porque al núcleo del problema no se atreve a mirar nadie por si le quema la retina.
Decía Jardiel que la Medicina era la ciencia que acompañaba a la tumba con palabras griegas, y podríamos decir otro tanto de la Economía como la materia que lleva a la ruina con términos sonoros que no están al alcance de cualquiera. En estos momentos de bandazos y turbulencias es cuándo se echa de menos algo de coherencia y cierta colaboración institucional. Nos estamos jugando no que gane un modelo y otro, (desaparecida la URSS aquí todos tenemos el mismo modelo de mercado), nos jugamos la desaparición del modelo y el regreso al trueque que a su vez nos devuelve a la edad de las cavernas. El retroceso de los valores en la Bolsa es el síntoma de que las grandes empresas tienen aluminosis de balance y de ahí en adelante todo puede ser mucho peor, y como dice Murphy en una de sus leyes si algo puede salir mal, saldrá. No cuadran los números porque estaban basados en mentiras que también se pueden maquillar como desajustes contables pero falsedades son al fin y al cabo.
Tanto el PP como el PSOE pierden el tiempo en una estéril pero apasionante, (para ellos), batalla en la red a base de zurrarse con videos en los que unos echan la culpa de todos los males a los otros. Lo cuál nos lleva a pensar que no estaría de mas que esa energía derrochada en un combate inútil la pudieran aplicar a causas más nobles como la solución de nuestros males aunque fuera de manera parcial. La matraca de la herencia recibida es tan cansina como esa otra que nos dice que el PP no sabe gestionar el legado socialista. De nuevo falta altura de miras y voluntad para salir del atolladero; los hay especialistas en ponerle chinitas al camino para impedir cualquier avance.
Se conmemoran veinte años de aquel 92 de los milagros con la Expo, los Juegos y el AVE. Nada de aquellos fastos nos pertenece, ni siquiera las imágenes de la opulencia repetida en los NODOS que se grabaron con entusiasmo en varios idiomas. Este regreso al pasado nos hace comprobar que en el 92 no éramos tan ricos y que hoy puede que seamos más pobres de lo que pensamos.
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