(“La Gaceta de Salamanca“, 18 de marzo, 2012)
Los mitómanos son terribles, líbrenos el cielo de ellos; igual que matan a cualquiera en la red son capaces de adelantar el cincuenta cumpleaños de Mafalda cuándo todavía no toca. Tal ha sido la que se ha liado que el propio Quino ha tenido que decir que Mafalda cumple años en septiembre. ¿Lo ven?, todo por culpa de un mitómano que quiso rendir homenaje a Mafalda antes de tiempo. De la pequeña argentina me quedo con su acertado pensamiento: “lo urgente no deja tiempo para lo importante”. Es una gran verdad para no olvidar.
Esta semana se ha desvelado un estudio en el que los niños de un colegio analizaban las consecuencias de la crisis económica y diagnosticaban los remedios a aplicar. Los niños afirman que en casa la palabra que más escuchan repetida es “crisis”, y también “Messi”, (los niños están invadidos por nuestros gérmenes de adultos insensibles). Lo interesante del estudio es la solución que ellos aplican a la crisis: dar un abrazo a esos padres que tanto se quejan de lo mal que les va la vida. Es lo normal en su código de comportamiento, cuándo un niño está nervioso sus padres le abrazan y consiguen calmarle. No hay “abrazadores” en los mercados, al revés aquello está lleno de tiburones y de tipos sin entrañas que no dudan en matar a su hermano para conseguir el último dólar del negocio.
Si mezclamos la sabia respuesta de los niños con el pensamiento de Mafalda es verdad que esta crisis nos resta muchos abrazos, falta nos haría mimarnos mas y que nos mimen lo correspondiente. Nos pasamos la vida hablando de economía y poniendo verde a quién corresponda pero perdemos energía en buscar el camino de la felicidad que a veces está tan cerca como el cariño de un abrazo oportuno y sincero. Esta crisis nos ha restado muchas sonrisas y nos ha avinagrado aún más el carácter pero no va a conseguir acabar con los poetas y con la poesía, ni con la gente de bien.
Los niños expresan mensajes simples pero muy efectivos, tienen la gran facultad de tocar el corazón por el camino más corto, a ellos no les hace falta poner una corbata a sus declaraciones para que resulten solemnes. El mundo está gobernado por gente que olvidó que fueron pequeños, por eso nos va de esta manera tan amarga. Mafalda, que es la niña más inteligente de todas, pudiendo presumir de sus casi cincuenta años lo que hace es seguir reivindicando su carácter de niña. Ella sabe que si crecer significa perder ilusiones es mucho mejor seguir escuchando a Guille que a Lagarde, a Manolito que a Sarkozy, pongamos por caso. Algo hacemos mal en este mundo de adultos para que una chiquilla tan despierta no tenga ningún interés por hacerse mayor.
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