(OTR/EUROPA PRESS, 7 de marzo, 2012)
Dice el padre Ángel que un día la gente se echará a la calle diciendo que tiene hambre y, entonces, será muy tarde. Y cuenta también que él estará a la cabeza de esa manifestación porque no puede tolerar que haya “miles de niños” que se marchen a la cama con la tripa vacía porque no han cenado. Quién lo dice tiene una amplia experiencia en misiones tanto en el extranjero como en España, “Mensajeros de la Paz” lleva mucho tiempo preocupándose de los que nadie se ocupa, de esa masa creciente que hace cola ante los comedores sociales y a los que nadie piensa rescatar porque no son una nación en dificultades ni tienen voz en Berlín. Uno escucha al padre Ángel y se pregunta si acaso Rubalcaba no erró el tiro al decir que el PP iba con los curas y ellos con los sindicatos, acciones como las del presidente de “Mensajeros de la Paz” que reclama pan para los que no comen se antojan más revolucionarias que cien mítines del líder de la oposición. No seamos mentecatos.
Este cura de paisano que rechaza oropeles y canonjías ha reconvertido su mesa de despacho en mesa de comedor dónde cada día se acercan los que menos tienen. Ha optado por situar el mobiliario al servicio de la necesidad y anteponer la comida a otros usos de oficina. Desde esa mesa debería estar gestionando las escasas ayudas que recibe pero qué mejor ayuda que dos platos y un postre para quienes andan con la tripa vacía. Así que para denunciar que algunas comunidades han recortado hasta el veinticinco por ciento de las ayudas sociales lo que tiene que hacer es abandonar la mesa del despacho y situarse ante un micrófono. El padre Ángel tiene un master en niños famélicos y sabe que no hace falta coger un avión y volar muy lejos para ver cómo hay semejantes que lloran por necesidad.
El problema estará cuándo esos niños crezcan y se enteren de que mientras ellos comían de la caridad otros patrocinaban clubes de fútbol o se daban al descubrimiento del paraíso fiscal, (estamos en esos días en los que las noticias de corrupción ocupan más tiempo que la información deportiva en periódicos y televisiones). Alguien tendrá que editar una Guía de los Corruptos en España porque corremos el riesgo de equivocarnos.
Que algo no funciona bien con las ayudas sociales es evidente: a las colas ante los comedores se superponen otras colas para comprar el último invento de tecnología aplicada a una tableta. Unos aguardan turno para comer una manzana y otros pagan en oro el peso de esa manzana.
Lo que pide el padre Ángel es algo tan perentorio que por eso suena a golpe de aldaba en la conciencia de los dormidos. Todo lo que se recorte en ayudas acaba en hambre.
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Etiquetas: hambre, Mensajeros de La Paz, niños, Padre Ángel