Los padres mercedarios pasaron siglos pagando el rescate a los piratas. Con sus oraciones ponían a Dios de su parte, y con la caja conseguían que soltaran a algunos cristianos presos, entre ellos a Cervantes.

Esa organización ha cambiado, y gracias a Bush los mercedarios somos todos los demás que tenemos que acudir al rescate del sistema financieron capitalista, ¿se imaginan lo que habrían dicho en caso de que se hubiera creado una colecta para salvar al régimen de la Unión Soviética tras la caida del muro? Pues en occidente a nadie le extraña que Bush quiera jugar a camarada salvador.

Me viene a la cabeza un excelente libro de Enrique Gil Calvo: “El miedo es el mensaje”, en el que argumentaba que la creación de un miedo común contra Ben Laden le supuso una alta rentabilidad política al presidente de Estados Unidos. Y luego continuó con sus miedos, por ejemplo a Irak con las armas que nunca aparecieron, y ahora con la economía de la que se erige en único y mesiánico salvador.

Puede que usted no lo sepa pero cada vez que paga la gasolina más cara lo que está haciendo es ingresar en la orden de los nuevos mercedarios del rescate. En esta ocasión no liberamos esctritores de los turcos sino bancos de inversión, aseguradoras y cuántos dislates ha cometido el sistema neoliberal en nombre del beneficio.

A Estados Unidos no es que no le encajen las cuentas, es que no le cuadran los cuentos. Por eso nos ha puesto este bonito hábito de ONG laica.

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