Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Tenía razón Stephen Hawking cuándo apuntó la existencia de agujeros negros que se tragan la materia, pero no hace falta viajar hasta “la puerta de Tanhauser”, (como decían en “Blade Runner”). Las naves en llamas no están más allá de Orión, (sigo con el argumento de la película), lo que arden son las cuentas de algunos ayuntamientos en los que se gobernó como si nunca fuera a llegar el Juicio Final dónde habría que entregar los balances. Y llegó.
Parece que en el túnel de Collado Villalba han enterrado algo más que buenas intenciones y que el agujero es tan profundo que se ha tragado cinco millones de euros que no estarían contabilizados. La política es una caja de sorpresas como diría la madre de Forrest Gump. Tanta mención cinematográfica es porque la película de los cinco millones que han aparecido en el “debe” podría ser comedia si no fuera un argumento de terror. Hágase usted a la cuenta, le debieron decir a Agustín Juárez desde la concejalía de Hacienda. Y la cuenta es la madre de todas las facturas, la madre de los túneles, la madre de las herencias pochas. Un gran agujero que torna en marrón al ser demasiado negro.
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