Cuándo los besos pueden a las peinetas

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Conviene practicar el deporte de visitar las noticias más vistas en las ediciones digitales de los periódicos y tomar medida de cómo anda el patio. Uno podría esperar que la semana en la que Grecia estuvo al borde de la quiebra, (y quién sabe si ha dado un paso “adelante”, hacia el precipicio), lo suyo es que interesara Papandreu con su aspecto de cochero de carroza fúnebre sentado al pescante. O que en la semana de adiós al 110 apareciera la medida entre las noticias más consultadas. No habiendo Liga de fútbol al español le gusta mucho hablar de su coche al que le dedican más atención que a sus hijos. Muy por encima de la peineta negra de Cospedal en el Copus, (vuelve el tronío), o por delante de Bibiana Aído como mandamás de Naciones Unidas en temas de mujer, hay dos noticias que hablan de besos. Tal y como suena, es decir un chasquido corto que suele provocar calambre y confundir pensamientos que hasta ese momento se tenían por sólidos argumentos. El beso que nunca fue en Vancouver y la mujer que salvó a un suicida al besarle antes de que saltara del balcón son dos de las noticias más destacadas de esta semana de termómetros tórridos y sombras cotizadas. Si el amor está por encima de las medidas económicas y de los políticos es que no todo está perdido, al menos nos queda una esperanza. Nos interesan las historias que tienen final feliz; si Elena Salgado quisiera llegar a un gran pacto con el PP lo que tendría que hacer es cruzar el hemiciclo y plantarle un beso en los morros a Rajoy. Esa acción tendría el efecto de cien decretazos puestos en cadena, ganaría el premio a la mejor foto del año, y obtendría un lugar privilegiado en tertulias y columnas. No es que vuelva el romanticismo, es que nunca se ha ido. Da la impresión de que el personal está harto de descalificaciones y de malos humos, por esa razón las noticias de dos besos son las más visitadas de la semana. Los besos pueden con las mantillas y las peinetas de la procesión, a pesar de que ese día sea uno de los que más reluce el sol en todo el año como nos tiene contada la tradición oral. Mantillas oscuras porque al español de negro lo que más le gustan son las señoras que visten mantilla negra, le provocan un entusiasmo ancestral que conecta con el fondo del pasillo de su cadena genética; él no lo sabe pero las señoras con mantilla le parecen todas la madre de Viriato. Por la boca muere el pez pero se puede redimir el ser humano de sus miserias sin necesidad de hacer un master en gestión de afectos y emociones. Sólo un beso, nada más, y sin adjetivos. La actualidad nos regala momentos de letra de Serrat: “de vez en cuándo la vida/ se nos brinda en cueros”.

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