Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Cobo ya ni se marea, ni vomita, presenta una notable mejoría. El vicealcalde del Ayuntamiento de Madrid, retira el recurso contra la Comunidad no tanto porque no crea que le asisten motivos si no porque se lo ha pedido la secretaria general del partido. Resulta extraño que Cobo sea apelado por Cospedal a la obediencia reglamentaria cuando sigue apartado de militancia por considerar que Aguirre lidera una peligrosa escisión del antiguo KGB con base en la meseta central de la península ibérica. Es como si Florentino Pérez le quisiera multar por llegar tarde a los entrenamientos no siendo jugador de la plantilla del Real Madrid.
El pasado viernes presentaba recurso contra la sentencia que daba la razón a la Comunidad en el asunto de los espías. Su voluntad incansable lleva a sospechar que Cobo y Tomás Gómez desayunan café con dos terrones de “kriptonita”. Hasta hace un par de días hábiles, el vicealcalde quería que la Audiencia Provincial estudiara más pruebas que llevaran a una malversación de fondos por parte de la Comunidad de Madrid. Debía sentir ese “horror vacui” que mentó en una entrevista y la angustia de la chica de “Psicosis” cuando no encontraba el gel en la ducha. ¿Y por qué aguantaba?, ¿A qué dioses ofrecía este sacrificio de “gestapillos” y “vómitos”; un cuadro grave de intoxicación de novela negra?
Cospedal le ha hecho una oferta que no ha podido rechazar; y él la ha aceptado a regañadientes porque se lo pide una instancia superior. Hasta el día de ayer, Manuel Cobo, estaba fuera de las listas del PP regional tal y cómo propuso el secretario general de la formación madrileña, Francisco Granados. Ahora estará dentro pero mirando a otra parte porque no siente entusiasmo por Esperanza Aguirre.
Otra cosa es por qué la dirección nacional ha tardado tanto en bajar al patio a separar la pelea, por qué les interesó ver los golpes desde la ventana, por qué nunca se explicó aquella comisión de investigación interna que abanderó Ana Mato, (sí, la de la amnesia del Jaguar), y que duró dos días pero en ella comparecieron Ignacio González y Francisco Granados en calidad de “forajidos y malos”. Una comisión que nunca se atrevieron a plantear con Valencia.
Finalmente Cobo se ahorra un disgusto y los madrileños se ahorran tener que costear el abogado de una trifulca que no les salía gratis. Guardemos el frasquito de las sales porque ya no son necesarias. Ha sido un vahído.
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