Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Sabíamos que el 1 de julio subía el IVA pero de lo que no estábamos enterados es de que caducaba Vicente Rodríguez. Cuando mejor juego desplegaba en el conflicto del metro de Madrid y más agresivo se mostraba, el sindicato decide hacer un cambio para enviarle al banquillo. A Vicente Rodríguez le sustituye Antonio Asensio que tiene perfil más de centrocampista reflexivo, lo cuál es una lástima porque Vicente de cabeza iba muy bien y como defensa no dejaba pasar una, (ni uno).
En Comisiones Obreras sostiene la tesis oficial que le han relevado no porque quisiera “quemar Madrid”, ni porque tuviera un lenguaje cañero si no porque había llegado el momento. Pidamos que rujan unas vuvuzelas para quejarnos. Eso no se hace, cuando nos habíamos acostumbrado a los arranques de Vicente, (que prometía convertirse en un sólido líder de megáfono y barricada), lo cambian en mitad del partido para dar otra imagen.
La huelga del metro de Madrid, sin Vicente Rodríguez, va a ser otra cosa, mucho más aburrida y descafeinada. Nos quedamos sin la “final” Rodríguez/Aguirre que hubiera sido cumbre de lo cheli y del “¿Qué pasa, eh?”, “pos ná”. Ahora Vicente es un líder doblemente liberado, del sindicato y de sí mismo, una gran liberación. Eso sí, tendrá que volver a casa, a pie, como todo el mundo porque “Metro recuerda a los señores viajeros que las estaciones permanecerán cerradas por el incumplimiento de los servicios mínimos. Rogamos disculpen las molestias”. No somos nadie, Vicente.
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