Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
No pasará a la historia de Las Ventas la muñeca templada del consejero de Transportes de la Comunidad de Madrid, más bien todo lo contrario será recordado por cómo aliviaba los problemas grandes por alto y los despachaba de media lagartijera con trámite de urgencia. Malo. Siempre se ha dicho que la prisa es propia de toreros malos, de ladrones, y ahora se puede incluir la categoría de consejeros que no saben explicarse. Tanto es así que ha tenido que salir su presidenta a dar una respuesta política que él ha sido incapaz de ofrecer durante las primeras horas de los paros del metro. Siguiendo en el argot taurino ha sido Aguirre quién le ha hecho el quite para que se pudiera entender el problema de movilidad que representan los andenes vacíos, y quienes serán los que paguen el pato de una huelga salvaje. Sí es por Echeverria aún estaríamos preguntándonos cómo repercuten los paros en la vida de los madrileños dentro de una nebulosa de conceptos técnicos y tristones. A por uvas estaba el consejero debida su proximidad a la parra. Que tenga que ser Aguirre quién de las explicaciones que él no ha sabido dar le restan puntos en una crisis de notable importancia.
El gobierno regional se enfrenta, por primera vez, contra un ejército poderoso que puede congelar las calles de Madrid en caso de apretar los paros y llevarlos al coma inducido de una huelga indefinida. Podríamos preguntarnos sí Echeverría tiene el perfil político necesario para convencer a los sindicatos para que depongan su actitud, (o quizá no lo preguntemos porque viene el consejero y se explica que será peor).
Otras capitales pueden tener transporte alternativo pero Madrid tiene una dependencia enorme del suburbano que ha crecido notablemente como otra ciudad bajo tierra. Apañarnos sin el metro no será fácil. Madrid sin metro es como Nueva York con King-Kong por las calles: todo confusión, bocinas, y gente que camina muy deprisa entre los coches. Eso es lo que no ha sabido explicar Echeverría que es del género político opaco.
Algunos toreros cuando han visto cómo otro matador hacía un quite que para ellos resultaba imposible se han cortado la coleta. Cuestión de pundonor. No descartemos que le vuelvan a afear la conducta por no estar en su sitio, y que le indiquen a base de rectificaciones dónde se debe poner en el ruedo.
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