Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Msuati III es un “divino hortera”, (se cree descendiente de Dios), que maneja de forma despótica un pequeño país llamado Suazilandia cuya identificación en el mapa es pregunta obligada de concurso de misses.
Msuati pasa de la crisis y por eso ha enviado a cinco de sus mujeres a gastar por las mejores tiendas del mundo. Las elegidas se han pulido 4.68 millones de euros entre pitos y flautas caras. De esa manera Musati entra en el Guiness de la opulencia; puede que Bolt logre llamativos récords pero el verdadero “plus-marquista” es él puesto que no hay marca cara que se le resista; en cuanto escuchan sobrevolar el avión presidencial por París en la rue Saint-Honoré los dependientes hacen la ola. Este señor coronado está dispuesto a reactivar la economía por su cuenta, sin escuchar las voces que hablan de crisis puesto que para eso “trinca” de los fondos de su paupérrima nación. Otra excentricidad más; hace cuatro años organizó un desfile de cincuenta mil mujeres en top-less porque quería hacer casting en el harén. Es una lástima que no fuera coetáneo de Gil, hubiera dado mucho juego en las noches de Marbella en aquellas reuniones “ostentóreas”, (sacado del diccionario “gilista”).
Las respectivas han vuelto con la tarjeta temblando, hasta le han borrado las plumas del casco al guerrero de la American Express, pero a Msuati no le importan las voces críticas, ¡para eso se encargó de cortarle el cuello a los críticos! Su verdadero temor no es a la democracia sino a que en Suiza le corten el crédito. No le importa que digan que se han gastado la de “Dior”, y a mucha honra.
Este benefactor de la opulencia debe ser el último líder mundial al que le queda Moratinos por abrazar. Y como se entere José Blanco le sube los impuestos por rico, verá qué disgustazo.
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