Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Menudo revuelo más absurdo se ha montado con las palabritas que ha cruzado el jefe de prensa de Corbacho con un reportero de TVE. ¿Qué esperaban?, pues ha sido poco teniendo en cuenta la instrucción de combate que reciben en el ministerio. A esos directores de comunicación les tienen tres días sin comer antes de una rueda de prensa, la noche anterior les enseñan ropa usada por periodistas para que aprendan a olerlos nada más entrar por la puerta, así hasta que les sueltan la cadena y bajan a la sala dispuestos a informar o morir. “¡Bite, bite!” les dice el ministro agarrando la correa cuando están puestos los micrófonos. Había que ver la mirada de águila que le lanzaba el dircom al humilde plumilla, en sus ojos brillaba algo de Bruce Lee mezclado con Carlos el “Yoyas”, la sangre hervía de odio hacia el informador pero dentro de un orden. Prueba de la buena instrucción que reciben es que no le dijo lo que pensaba: “¿a que te meto, pringao?”. Sólo hace falta revisar la fiomografía de James Bond para saber lo peligroso que puede ser un hombre con un bolígrafo, (aunque no sepa escribir).
Todavía tenemos que dar las gracias al señor ministro de que la cosa no fuera a mayores y tuviéramos que lamentar una desgracia en la profesión. Tengamos en cuenta que cuando Corbacho busca un jefe de prensa no busca un “dir-com”, sino un “dober-man” puesto que el trabajito de contar parados no está para hacer unas risas. A ese tipo de periodista se le encuentra bien en las montañas de Tora-Bora jugando al tute con el mulá Omár, o bien en los bares Port Harcourt en Nigeria donde los duros se afeitan con el filo de latas de cerveza oxidadas.
Su misión es evitar que el señorito responda a preguntas incómodas y vaya que lo consiguen, últimamente está muy solicitado ese modelo de comunicador. A Gallardón sólo se le puede preguntar por 2016, a “madame Tamiflu” por las vacunas, a Aznar por la tabla de lavar la ropa que lleva en la tripa, a Rajoy por cualquier cosa que se responda con un “mire usté” y que no sea Bárcenas, ni Merino, ni Camps. La excepción es Aguirre, aunque no se sepa la respuesta por lo menos la tararea.
El quebrantahuesos de despacho oficial es un tipo rocoso, los primatólogos recomiendan no mirarles directamente a los ojos porque lo tomarían como un ataque en toda regla. Suerte tuvo el compañero de TVE de salir indemne del encontronazo, en las redacciones se han dado caso de muchos que no han vuelto, y miren que se lo advertimos. Son los peligros de hacer prácticas en la piscina de los tiburones donde cualquier filtración puede resultar fatal.
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