Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Le llaman tropopausa a la altura máxima que pueden alcanzar las nubes y los pilotos dicen que los aviones no pueden volar por encima de ella. Debido al accidente del Airbus de “Air France” estamos aprendiendo un montón de términos técnicos que vienen a confundirnos más aún y a darnos una visión compleja. Si los aviones funcionan con motores el pánico se prende con el miedo. Sobre la primera parte no podemos hacer nada salvo que seamos expertos en aeronáutica y nos den el tiempo suficiente para reparar un motor, sobre la segunda cuestión, (el pánico), es sólo cosa nuestra.
Dicen que un rayo no puede tumbar un avión y lo explican con el ejemplo de la caja de Faradio que estudiamos en bachiller. El ejemplo está bien traído pero cuando el rayo zumba en la estructura de la nave los conocimientos de Física se olvidan y te devuelven a la época de primaria cuando ni las letras tenían significado.
La zona en la que ha caído el avión se le conoce por ser “el frente tropical” que es un lugar del Atlántico dejado de la mano del hombre donde las tormentas tienen su casa. Hace un año pasé por allí, rumbo a Buenos Aires, y un rayo nos despertó en la madrugada. El espectáculo de las nubes iluminadas de blanco no se olvida fácilmente. Luego el sonido seco de gran traca y el silencio que se produce en el pasaje cuando has dado un gran tumbo.
No hay nada de mayor categoría que un rayo. Dios se hacía anunciar por uno de ellos en la Biblia. Generaciones después de los grandes profetas aún nos sigue apabullando una tormenta porque nos saca el gen de cabra asustada que llevamos dentro.
Nuestro grado para prevenir las tormentas es muy elevado, y conseguir que un avión flote en el aire es un prodigio de ingeniería aeroespacial que nos define como especie. Pero luego está el miedo que es libre y no paga exceso de equipaje. Aún así, y por narices, cuando llega la tormenta hay que estar del lado de los hombres aunque seamos muy poca cosa comparados con la fuerza de los elementos. Ese rayo que mató a doscientas personas nos ha dejado heridos a todos.
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Etiquetas: madridiario.es, opinion