Las amistades virtuales

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Esteban González Pons organizó un baile de máscaras dedicado a la militancia en Internet. Lo primero era que el personal se reconociera y no es fácil porque en ?face book?, o en ?tuenti?, la gente pone en su perfil la foto de las vacaciones y sin la palmera de la playa caribeña detrás no es tan sencillo. Así que se perdió un buen rato en el ?¿y tú quién eres?? que por otra parte tenía su encanto. González Pons en su calidad de pianista del ?saloon? había convocado la fiesta en mitad de una ?balasera? política, allí estaban los sospechosos, los sospechados y los que investigan la sospecha, (Comunidad de Madrid, Ayuntamiento de Madrid y dirección nacional del PP). Título de la película: ?Nadie conoce a nadie?, que era de terror-pánico y española. Hay veces en las que la realidad supera a las películas por mucho tirón que tenga Internet, más de uno silbaba la banda sonora de James Bond pero mirando hacia otro lado con disimulo no le fuera a costar la militancia.
En la calle había un vendaval cuyas ráfagas llegaban dentro colándose por los arcos de seguridad. En un pasillo le decía Esperanza Aguirre a Antonio Basagoiti ?parece que el temporal amaina?; justo después el alcalde de Madrid entraba llevado por un huracán, apenas saludó a nadie y se perdió la llegada de Rajoy por acelerado. El tenso ambiente del principio invitaba a preguntarse si no hubiera sido oportuno convocar a los ?cascos azules? que seguro también tienen página web (y les hubiera hecho ilusión), no fuera a ser que se terminaran partiendo la ?face?, pero literalmente. Por un lado Aguirre, por otro su ex consejero Alfredo Prada, más allá Manuel Cobo y al fondo Soraya Sáenz de Santamaría junto a Dolores de Cospedal que para eso el mando debe permanecer unido cuando arrecia la galerna; en medio los de la ?quedada?, algunos con pocas horas de sueño porque habían recortado la noche del viernes a base de copas. También estaba Mayor Oreja con ese loden azul de todos los inviernos, muy alejado del perfil del joven crítico internauta.
Nacho Uriarte, siempre en mangas de camisa para demostrar que preside las Nuevas Generaciones, hizo un discurso confuso en el que mezcló la revolución de Internet con los Reyes Católicos, como si Boabdill hubiera sido un virus troyano-nazarí. Tribuna de oradores al margen lo más divertido estaba en un lateral donde habían apañado un lugar con ordenadores y cálida música ?chil out?, (evidentemente allí no se escuchaban los discursos pero se practicaba ?el conocimiento? chico-chica), un ambiente de pub pijo donde luego el consejero Güemes abrió la caja de los truenos, cinco pasos más atrás las gafas oscuras de Fabra.
Pero no olvidemos que era un encuentro de virtuales que se querían conocer saliendo de la pantalla del ordenador como hizo el protagonista de ?La Rosa Púrpura de El Cairo? en el cine. Y entre ellos la más ?popular? era Paqui Vicente, ?¿conoces a Paqui de Murcia??, preguntaban. Paqui, para no decepcionar se había puesto la cazadora roja con la que sale en su perfil de ?face book?. El premio a su constancia es que está en todas las fotos, hasta con el tímido Daniel Sirera, (igual que en los catálogos de hoteles de Paris aparece la Torre Eiffel en todas las ventanas, Paqui logró estar con todos los dirigentes del PP). Luego se quitó la cazadora roja de la quedada azul porque hacía un calor de calma chicha, de tregua por unas horas, más virtual que otra cosa.

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