Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Después de un día de gloria el nuevo presidente de Estados Unidos se habrá levantado para gobernar. Se acabaron las fiestas y las ceremonias, se marcharon los del confeti y los que dan abrazos, ahora apenas le queda la misión de manejar el país más poderoso de la tierra. Obama tiene, hoy miércoles, la resaca del César. Un ?esclavo? de la CIA le dará el maletín rojo y las claves para activarlo, otro le pasará la lista de llamadas y un tercero le recordará que es mortal.
Obama es pura vitamina OB, incansable, bailón, risueño y sorprendido. Está como si hubiera encontrado a la chica que perdió el zapato de cristal, medio sorprendido y medio tembloroso. Pero no está cansado, a pesar de unos fastos que duraron más que la coronación de Napoleón como emperador en Notre Dame, una exageración que roza siempre lo hortera, (se echó en falta el himno del Barça). De la desmesura del acto da cuenta que el ángel de la guarda de los Kennedy no pudiera salvar a Edward de la lipotimia, (es simbólico que el día en el que Obama entra a la Casa Blanca salga un Kennedy en camilla por la puerta de atrás). Ahora Jacqueline se llama Michelle, la mujer que baila con Obama pegado a la cintura y se ríe siempre a favor del tiro de cámara.
La Vitamina OB se recomienda para las épocas de crisis y para los países en vías de subdesarrollo. De momento no se conocen efectos secundarios ni han aparecido intoxicados. Es eficaz para acabar con la artrosis de los Bush y llena la Casa Blanca de niños pequeños. Consulte a su farmacéutico.
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