Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Se pone uno a analizar el año y no ha estado exento de tensiones, desde aquel ?no me resigno? al Congreso de Valencia donde hubo figuras quemadas, también ?algún? encontronazo de Aguirre con Gallardón y así hasta llegar a este final de ?cajas destempladas? que le pueden dar un subidón de fiebre a Blesa por culpa de una gripe atroz. Ha sido un año no exento de emociones fuertes, como cuando la presidenta tuvo que huir por las cocinas de un hotel en Bombay, (no por no querer pagar la cuenta sino porque los malos tiraban a dar). Aquellos efectos especiales no eran de ?Bollywood? precisamente.
En estas estamos cuando alguien de ?Madrid Turismo?, sin duda que llevado por un resorte ?freudiano? ha decidido que lo mejor era despedir el 2008 en la Puerta del Sol con una lluvia de obleas, tal cuál. Luego dirán que la prensa es puntillera pero nos lo ponen a huevo para decir que en Sol reparten leña en forma de oblea como se decía en el patio del colegio. Y para completar la cursilada serán obleas comestibles; es de agradecer que no arrojen turrón duro ni peladillas a la cabeza porque esas heridas son de las que tardan en cicatrizar.
Caerán obleas del cielo como panes, (no es una frase bíblica pero tiene gran fuerza expresiva), y llenarán la plaza de Sol como si un avión bombardeara con pan integral las cansadas planicies donde se deshidratan los niños hutus y tutsis. Al fin veremos caer maná y podrá decir alguna cosa inteligente Ane Igartiburu al respecto.
Hay que preguntar al consejero Granados quién va a estar al frente del pelotón que maneja los cañones y hacia qué dirección piensan apuntar. El fuego amigo deja muchas bajas, e igual una oblea de canto se pierde calle Alcalá abajo. Atentos a las campanadas.
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Etiquetas: madridiario.es, opinion