Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Los niños del Colegio de San Ildefonso cantaban las tablas del Gordo y en Pinto caían insultos por el mismo sistema, de manera constante y sin fin. Más que una pedrea fue ?berrea? municipal y esperpéntica. De manera irónica en los balcones del Ayuntamiento colgaba un ?Feliz Navidad?, pero había que ser muy Herodes para cruzar el umbral sin que te temblara el pulso. Buscar un único responsable en esta melé de rugby es difícil, por un lado tenemos un comportamiento poco ejemplar de algunos políticos, por otro esa tendencia al espectáculo de la cosa pública y por último la ira de unos ciudadanos que hacen de un pleno el bochorno del año, (se equivoca aquel que crea que las ideas se defienden a empellones, y los que piensan que el insulto es la prolongación de la soberanía nacional). Todo ello daba una tensión propia de saloon del oeste.
De nuevo nos encontramos con la actitud de un tránsfuga que corre en ayuda del vencedor, (todavía está por conocer al tránsfuga que cambia de criterio sin que le ofrezcan prebendas). A Reyes Maestre, de la peculiar formación ?Juntos por Pinto?, le parece estupendo el proyecto del Espacio del Motor, casualmente el mismo que había puesto a parir durante la campaña electoral. Se ve que el suyo es un motor que sólo tiene primera pero en cambio presume de cinco marchas para atrás. En efecto, y como decía Francisco Granados, en política hay cosas que pueden ser legales pero que carecen de argumento moral. Tampoco al nuevo socialismo de Tomás Gómez le benefician alianzas con personas de oscuro pasado, dudoso presente e incierto futuro. No me gusta que al secretario general del PSM le tenga que escoltar la policía porque unos cenutrios que le aporrean el coche. Toda esta inmensa movida tiene un coste político, por lo tanto es lícito preguntarse si se ha hecho en el momento oportuno y a quién beneficia. Además de vencer hay que convencer.
Compartir: