Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Todo lo que se relaciona con la economía tiene adjetivos bélicos; así la última subida del paro ha sido tan dramática como desesperanzadora. Ya dijo Ortega aquello de que todo esfuerzo inútil conduce a la melancolía; y de ese mal aquí podemos hacer enciclopedias. Pero una cosa es el paro y otra el parón, el primero es una circunstancia dramática, tan personal como intransferible, pero que tiene transitoria por definición. En otro caso no hablaríamos de paro sino de estado terminal de los trabajadores, y eso no es cierto puesto que del paro se sale, (siempre que la economía reaccione). Y ahí nos encontramos con el concepto ?parón? que no es el aumentativo de desempleo sino el calificativo de la economía mundial. Y el ?parón? es un monstruo que nos puede devorar a todos mientras suena un tango de fondo, el tango de la amargura con bandoneón incluido.
Los líderes mundiales, Gordon Brown y Sarkozy a la cabeza, se cruzan mensajes de teléfono llamando a sus generales para evitar el derrumbe de los mercados. Lo curioso es que esos mismos generales son los que provocaron su caída, por lo tanto tenemos algunas sospechas y algunas dudas sobre su capacidad benéfica, (es tanto como reciclar a los pirómanos para darles un casco de bombero, y eso no siempre funciona porque hay vocaciones que son muy marcadas).
El paro tienen nombre y apellidos, y detrás de esas caras una historia humana de desesperación y búsqueda. Si a diario nos pasaran esas caras por televisión, de una manera acelerada, nos daríamos cuenta de que el agujero económico es mayor que el de la capa de ozono. Mientras los líderes mundiales, (entre los que debería estar Zapatero), se afanan en terminar con este ?parón?, el otro elemento peligroso, el paro, no deja de comerse vidas laborales. Los cálculos dicen que en España se destruyen tres mil empleos al día; tres mil tragedias que dinamitan los hogares.
Una de las características del ser humano es confiar en el futuro, en otro caso nunca habría existido arte en tiempos de guerra. Tenemos la infinita seguridad de que las cosas tienden a solucionarse aunque caigan chuzos de punta, de eso en España sabemos también bastante. Caen las Bolsas y las noticias de la sección de economía de los periódicos se quedan antiguas antes de que se seque la tinta, pero la ilusión porque esto mejore no nos la quita nadie. Quizá sea mejor decir que tenemos necesidad de futuro.
España debe estar presente en los foros internacionales donde se va a discutir la prosperidad venidera. Dejemos, por ahora, otras cuestiones como discutir si Zapatero imitó a ?Toro Sentado? cuando pasó la bandera de Estados Unidos. La Tercera Guerra Mundial es por el IPC, y para acabar con el paro.
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Etiquetas: la gaceta de salamanca, opinion