Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
El pensamiento de Bernat Soria es ideal para usarlo como experimento en el acelerador de partículas de Ginebra: en caso de accidente, si llegaran a perderse sus ideas en un agujero negro, no pasaría nada. No me sea usted curilla y nos salga ahora con que mi cuerpo es mío, eso lo sabe cualquiera que haya pasado dos noches en un internado. Sólo faltaría que Bernat Soria nos diera un volante autorizando que nos cortáramos las uñas. Estamos en una crisis de símbolos, por eso Zapatero se equivoca de puño en Rodiezmo y por eso la izquierda española no tiene claro si bajar impuestos es de derechas, o ya todos somos de centro cuando se trata de aprobar los presupuestos. En cambio Bush no tiene complejos al intervenir en dos entidades hipotecarias como se habría hecho en cualquier economía socialista, y no ha pasado nada; tan liberal que se ha quedado.
Soria, monaguillo de vocación, amaga con un debate que tiene dos partes, la primera es una obviedad, (mi cuerpo es mío), y la segunda es una bronca sobre la eutanasia que poco le conviene a su partido. Además, se tiene que poner en cola porque antes hay otros temas de controversia social, urge nombrar un Ministro de Bulos para que ordene el aluvión de propuestas atropelladas. La razón principal de que mi cuerpo sea mío se justifica en la necesidad de que no quiero que se parezca al de Bernat Soria, entre el apolíneo Aznar y el ministro monaguillo debe existir un punto medio. Soria no debe pisar un gimnasio desde que Judá Ben-Hur aprendía a manejar cuádrigas, y ese alejamiento del ejercicio le otorga un aspecto poco saludable. El mismo ministro que me regaña por fumar, o por no ponerme el casco en la moto, le parece muy bien que me ?suiciden? en un hospital llegado el caso y sin juicio previo. A partir de ahora va a ser peligroso dormir la siesta en un parque público porque como te vea Soria igual te incinera por respirar con dificultad. La semana pasada un británico descubrió a su padre vivo en un programa de televisión; y eso que lo habían quemado cinco años antes. Resultó que el padre se había fugado y como encontraron un cuerpo tirado pensaron que sería él. Moraleja: hay tanatorios donde te incineran sin contemplaciones.
El ?Camino Soria? es una mezcla entre el ideario de Escrivá de Balaguer y la causa utópica. Si dice que los cuerpos nos pertenecen es que entra de lleno en el liberalismo de la carne, ¿eso es progresista? Uno prefiere que el Estado tenga cierta responsabilidad sobre su cuerpo, y así le podrá reclamar a Soria una mejor atención sanitaria y hasta echarle la culpa de los catarros por el aire acondicionado. Controlar los cuerpos es dificultoso. Ya le dijo Sara Montiel a Severo Ochoa: ?un hijo con su talento y mi belleza sería maravilloso?. Y el sabio le respondió: ?no fastidie, imagine que saliera al revés?.
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