Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Una nevera es un tigre que ruge con la tripa vacía, por eso venden arcones de congelados en los que la gente mete la cabeza y desafía al bicho como Ángel Cristo antes de ser ?ecce homo?. Mucho se ha estudiado el organizado caos el universo, (David Bohm decía que todo sucede por un orden implicado, por eso las estrellas no se descuelgan como un montacargas). Y Aristóteles, que no tenía nevera, sostenía que todo objeto tiene un lugar en el orden de las cosas. Al griego le quería ver yo metiendo los congelados del pedido de la vuelta de vacaciones, ahí es cuando uno se siente del todo ?peri-patético?. El ser humano está capacitado para afrontar una serie de acciones complejas, (incluido enamorarse), pero no puede superar el concepto nevera llena. De repente uno se ve rodeado de bandejitas de plástico con muslos de pollo que no encajan con las croquetas de los niños y, entonces, tiene que priorizar: ¿dejo a mis hijos sin cena o le soplo al pavo con un abanico para que no se descongele? Somos menos intuitivos que las moscas. Según el Instituto de Tecnología de California la mosca de la fruta huye del peligro porque es capaz de salir por alas en cuando capta la amenaza. Y lo hace a los cien milisegundos después de ?mosquearse? porque alguien desenfundó el bote del spray. Escuchan el ?plop? y ellas hacen ?fly? muy buenas. Seguro que cuando las moscas tengan nevera inventarán un sistema para introducir los congelados en poco tiempo. A medida que subía mi escala de desesperación se me ocurrió pensar qué consejo me darían los políticos. Seguro que a Solbes le parecería mal que los niños cenen croquetas congeladas porque los niños son muy inflacionistas. A Miguel Sebastián no le quise preguntar porque me regañaría por tener congelador, hay que volver a las fresqueras y a colgar el chorizo de la viga. A Cristóbal Montoro no se me ocurrió preguntarle porque seguro que tiene una explicación a por qué no cabe el pedido de la vuelta de vacaciones en la nevera. A Rajoy, tampoco, no le iba a estropear las vacaciones por esta tontería doméstica. Zapatero sería partidario de que hiciera una alianza de las congelaciones y compartiera viandas con el resto de vecinos. Rubalcaba vería en todo una maniobra sospechosa de conexiones insospechadas. Esperanza Aguirre no diría nada porque como ella es liberal? que cada uno de las apañe con su ?frigidaire?. Conclusión: hay cuestiones cotidianas para las que no tenemos respuesta. Ya nos gustaría ser ágiles como la ?drosophila melanogaster?, (mosca de la fruta) pero no, a nosotros siempre nos golpearía el matamoscas en la cabeza por lentos. Y, mientras escribo, las croquetas me miran con cara de sudor, pero para ellas no tengo una respuesta adecuada. Lo siento, no soy una mosca.
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