Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Se pegan. Se van a cascar. Zapatero lo sabe y por eso ha tocado la campana de las vacaciones para que los ministros se marchen a cazar gamusinos. Si Solbes hubiera aparecido ayer en el consejo de ministros con la entrevista a Miguel Sebastián, aquello habría sido un espectáculo de insultos artificiales y pirotecnia de salón. La entrevista de Pedro Simón al ministro, (metido completamente en su papel de estar ?en camisa de once varas?), tiene más peligro que el telegrama del 28 de junio de 1914 en Sarajevo. En aquel texto se contaban los disparos de Gavrilo Princip a Francisco Fernando de Austria, un argumento que sirvió para el arranque de la Gran Guerra. Pues ese telegrama lo ha superado Miguel Sebastián con creces: a Rubalcaba le llama ?horteraza? y a Bono que le pegan calcetines blancos. Al español, ya sea ministro o mozo de espadas, lo que más le irrita es que hagan bromas con su atuendo. Es divertido reírse del apartamento de los Morancos en la tele, pero ojo si alguien se mofa de mi elegante tapiz de ciervos alsacianos bebiendo en un lago.
Sebastián nos quiere a todos a 80, pero a sus compañeros los pone a cien. Para empezar debería aprender que no se dice bañador sino traje de baño, que lo de bañador es al buen gusto lo mismo que el trombo hemorroidal a su acepción común: la almorrana. No sabemos si Pérez Rubalcaba tiene un traje de baño de leopardo para las grandes ocasiones. Y, en caso de ser cierto, ¿qué pasa?, este es un país donde el mal gusto es libre. Prendas de leopardo se ven en las costas sin que el turismo se haya resentido por causa de la estética. Además, al político le gusta un toque de distinción, Narcis Serra usaba gorra de capitán de yate para arrancar el motor de la barca inflable, (la prenda no le restaba sensibilidad como pianista).
A Bono le recomienda unos calcetines blancos que son otro de los horrores de la cultura del verano, es llevar el pie escayolado para mayor lucimiento del zapato oscuro rematado en borla o en diminuto detalle hípico. Hasta aquí podíamos llegar con las ideas geniales, hacer ironías con Bono tiene su peligro. Igual que inventó el verbo ?gallardonear? para los que se quedan fuera de las listas, es capaz de inventarse el verbo ?sebastianear? para los que les puede ocurrir un accidente como decían en ?El Padrino?.
A la vuelta de las vacaciones veremos un primer consejo de ministros de lo más animado. Solbes con sus previsibles letanías del euribor y Miguel Sebastián pensando por qué no incluyó a la ?prudencia? como medida treinta y dos de su catálogo de buenas costumbres. O lo que es lo mismo: menos bombillas pero más luces. Que prepare Miguel Sebastián la jaula porque el día de su cumpleaños le van a regalar innumerables leopardos, con o sin redecilla interior.
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