Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Ahora que la vidente de El Escorial está cuestionada por hacer ?birlibirlú? con dos espejitos y un sobre de ?petazetas? en la boca, hay que cambiar de santo y seguir los pasos de Juan Villalonga. El ex presidente de Telefónica, el compañero de clase más listo de Aznar, ha trincado del Valencia FC lo que no estaba en los escritos en quince días. Sin ser un Ronaldinho, ni un joven de los que pelotean en las canchas populares del barrio de La Boca en Buenos Aires, Villalonga ha cobrado diez millones de euros en concepto de indemnización. ¿Es o no milagroso que alguien gane semejante pastón en tan escaso lapso de tiempo?, lo que debería hacer Solbes es fichar a Villalonga como consultor y escuchar las ideas que le pueda proponer. Con diez Villalonga escoñamos el fútbol nacional pero reflotamos la economía, (todo tiene su efecto secundario). Ni Schumpeter podía haber pensando en un empresario tan arriesgado y creativo.
El caso es que cuando Villalonga era un prohombre de las finanzas madrileñas nadie le vio con una insignia del Valencia en la solapa, y mucho menos que le pusiera la bandera del club al enorme yate que en su día fue del finado Azcárraga Milmo. Pero igual es que no nos hemos fijado bien y en el mástil del ?Eco? llegó a lucir la bandera del valencianismo, y de ahí que surgiera la idea de hacer la Copa de América en la ciudad del Turia. Pero es que tampoco los aficionados que comen bocadillo en el descanso y pagan el abono anual con notable esfuerzo, recuerdan a Juan Villalonga desgañitado cuando el equipo racaneaba en triunfos. Bien es verdad que en una economía de mercado cualquier compra/venta es posible, pero algo debe tener el fútbol cuando se da en él la mayor densidad de friqui-empresario por metro cuadrado de césped. Manuel Lopera, tras años de llorar por el club y de llenar el despacho de estampitas de santo, le ha puesto precio a los sueños y que el dinero alivie lo que la incertidumbre del resultado no logra mejorar. La mayoría son tan extraños y tan peculiares que no me extrañaría que a la próxima reunión de la Liga Profesional fueran convocados, cada uno con su espada láser. Por eso me gustan Ramón Calderón y Enrique Cerezo, porque ya salen ricos de casa y no tienen que cambiar de sastre para salir en la fama. El resto son unos zorrotrocos de poltrona y zapatos marrón de rejilla con calcetín gris perla.
El mejor fichaje de la pretemporada no es Cristiano Ronaldo, ese chulángano con aspecto de tanguista que se deja querer, sino Juan Villalonga que sin arriesgar la tibia ha cobrado como diez veces un ?Ronaldo?, que es la unidad de medida de los grandes cracks del área. Y sin quitarse la corbata, ni sudar, ni hacer abdominales por la mañana. La economía española está peor que nunca pero el fútbol está como siempre. Es aquello de compre a un directivo por lo que vale y véndalo por lo que él dice que vale, sin duda que hará un buen negocio. ¡Villalonga selección!
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