Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Lo primero que tiene que hacer el seleccionador antes de que la cafetera pite y pregone el desayuno, es pasar por debajo de las almohadas de los jugadores, como un sigiloso delegado del ratoncito Pérez y cambiarles el calendario del reloj. El mensaje es claro: hoy no es hoy. Así como hay gente a la que le sienta mal la mantequilla, a la selección le dan alergia los 22 de junio desde que Gregorio XIII inventó el calendario gregoriano. Casi todas nuestras ilusiones de pasar de ronda han palmado en este día. Y, después de transitar por las habitaciones, deberá extraer el calendario de la chica que suele llevar todo conductor de autobús, no vaya a ser que de camino al estadio alguien caiga en la cuenta de qué día es hoy. Lo tiene muy difícil el reverendo Aragonés, ha de proceder como Zapatero: igual que el presidente no reconoce la crisis, él tampoco que vivamos en este día. La hipnosis colectiva hace milagros en fútbol y en política.
Aragonés es reverendo desde que admitió que si Gattuso es una referencia para el equipo italiano, él es cura. No se puede negar el papel de ?fino estilista? de Gattuso, capaz de romperle el contraataque al ?increíble Hulk? después de haber comido un plato de judías pintas. Gattuso en su anterior reencarnación debió ser container de muelle, un elemento difícil de mover si no es con la ayuda de una máquina y la pericia de varios hombres.
El reverendo Luís debería tener en cuenta quién es el Tasoti de esta ocasión para evitar que le rompa las narices a nuestro Luís Enrique de ahora, es decir a Villa o a Torres, porque cuando las cosas se tuercen en la selección española de fútbol también se nos tuercen las narices y los resultados, (una cosa lleva a la otra y al final nos vemos en el aeropuerto, antes de tiempo, con la tarjeta de embarque y mirando la vitrina de los licores). Podemos aprender del ?gafoncio? que nos acompaña y concluir llegado el momento de la debacle tampoco hay que representar una tragedia griega; se puede no ganar pero sin necesidad de acabar en la casa de socorro.
Otro factor que va a pesar esta noche es el emocional-patriótico: Berlusconi no juega, pero casi. Y si se planta en el palco con los Briatore ya tenemos otro elemento más en nuestra contra porque madame Briatore es un debate por sí misma. Su presencia generaría un despiste ocular en Casillas al que se le iría la mirada por el rabillo del ojo, (o quizá el mirar por el rabillo). Llegado el momento de la igualdad en el marcador no descartemos que Berlusconi suba a rematar el último corner con todas sus ganas.
El reverendo Luís Aragonés debería recordar que estamos en el Día del Señor. Por lo tanto no descartemos el milagro.
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Etiquetas: deportes opinión, el mundo