Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Esta vez El Vaticano ha decidido que no pierde la batalla de Galileo. No quieren que otro cardenal Bellarmino les chafe su peculiar ?Guerra de las Galaxias?, por eso el astrónomo jefe admite que podemos tener hermanos extraterrestres. Es hermoso comprobar que en El Vaticano tienen a un jesuita cuya misión consiste en mirar a la ?lejosfera? a través de un telescopio que es un ojo aumentativo de cíclope cotilla. Es un hombre que cada amanecer redacta el mismo parte: ?de momento, sin novedad en las estrellas?; un centinela perpetuo. El padre José Gabriel Funes admite que puede existir vida en otros planetas y apunta a la posibilidad de que sean evangelizados como se hizo en América en nombre de la reina católica Isabel.
El espacio es un lugar abierto, se supone que infinito, pero no tan solitario porque nos rodean cien mil millones de galaxias y billones de estrellas. Así que por puro cálculo de probabilidad algún marciano debe existir, por pequeño, verde y feo que éste sea. Y, si son inteligentes, evitarán que los descubramos aplicando una inteligencia superior. Un marciano que tenga datos del calentamiento global de la tierra, de cómo explotamos los recursos, de cómo matamos de hambre a nuestros semejantes y de cómo circula la ira por aquí; jamás osaría pisar la tierra. En cambio a los terráqueos nos han interesado siempre las historias de marcianos, un poco por leer a Julio Verne y un mucho por ese afán por colonizar nuevos espacios. Si el padre Funes quiere hacer un favor a los hermanos marcianos, debería enviarles señales con un heliógrafo para que se escondan todo lo que puedan, o en otro caso les engañaremos con unas cuentas brillantes para que se queden con nuestros residuos nucleares y un montón de ruedas de coche usadas.
Funes no sabe las consecuencias políticas de sus palabras, porque una cosa es que El Vaticano quiera bautizar marcianos, (algo muy beneficioso para la salvación de sus almas), y otra que a Zapatero le interese crear un Ministerio de Cooperación Sideral. Ya puede ir aprendiendo Leire Pajín a navegar en cohete; no habría otra causa de mayor felicidad para nuestro presidente que potenciar una gran alianza de civilizaciones extraterrestres y crear unas ponencias con traductores simultáneos. Incluso podría ser un proyecto que José Blanco trabajara en secreto ahora que los del PP no dan mucha guerra. Como posible Ministro de Cooperación Sideral se perfila Bernat Soria que, tras ingerir unas cucharadas de aceite de girasol, ha permutado su imagen por la del humano más marciano que se conoce. Quién sabe si en la ?lejosfera? habrá otros empresarios del negocio chufero que quieran posar con Fernández de la Vega. Para los planes de Zapatero la tierra se queda pequeña, así que no descartemos enviar una misión tripulada con díscolos. Se le afilan un poco las orejas a Caldera y ya tenemos nuestro peculiar ?Star Trek?. Si nos damos prisa hasta pueden votar en las municipales.
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