Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Decía un personaje de la película ?Uno de los nuestros? que desde pequeño había querido ser mafioso porque se dio cuenta de que eran ellos los únicos que podían aparcar el coche en la puerta de casa. Algo parecido debieron pensar los de la banda de Coslada, (amparados en su doble militancia de agentes del orden público y agentes de la extorsión impúdica). Parece que a ellos también les molaba que les pusieran el cubata en la barra del puticlub cuando cruzaban la puerta con ese caminar que sólo se aprende después de haber visto muchas películas del gánsters. Hombres de inmaculado expediente administrativo que presuntamente han llevado una contabilidad B en sus vidas: por un lado darían clases de educación vial a los niños en las escuelas, ayudarían a las ancianitas a cruzar la calle, pero también dominaban el negocio marginal con la telaraña de una mafia. Unos ángeles custodios que dormían en el cielo pero trabajaban unas horas para el diablo; no se puede ser impune eternamente.
El presunto cabecilla es el jefe de la policía de Coslada, Ginés Jiménez, un hombre que pasó por la Facultad de Ciencia de la Información y que tenía vocación de tertuliano perpetuo a tenor de sus apariciones televisivas. Ahora que les han detenido, en Coslada aparecen muchos vecinos y comerciantes diciendo que ya lo sabían, pero si no es por el valor que le han echado unas rumanas, el ?sherif? se hubiera jubilado como el protector de los alternes del corredor del Henares. En su defensa dirá que tenía una vocación altruista de visitante de ilegales, casi una obra de caridad con los marginales de la sociedad. Hasta podría pedir una medalla de la Comunidad por su dedicación a la noble tarea de ocuparse de los demás, (en beneficio propio).
Coslada ofrece una imagen de ?Coslada City? que dice muy poco de su Ayuntamiento. La rueda de prensa ofrecida por el alcalde y el concejal responsable de seguridad fue la repanocha en colorines. Que lleven apenas un año en el cargo no les exime de un cierto grado de conocimiento de lo que hacen sus funcionarios. Memorable cuando el concejal de seguridad, Antonio Murillo, se refirió a las Bescam como las ?West-cam?, (sic), con un par. Como si la policía autonómica madrileña se formara en West Point; un lío que sólo se justifica si relacionáramos lo ocurrido en su municipio con el cine del oeste. Murillo debe pensar que el Ayuntamiento es ?Fort Apache? y que el general Custer en persona es el único que puede solucionar el asedio a preguntas al que fue sometido en su penosa comparecencia pública. Demasiado chusco como para ser cierto, pero es verdad.
Ignoro cuántos de los detenidos serán finalmente castigados por la Justicia, pero de este ?marbelleo-malayo? no se libra Coslada en unos cuantos meses.
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