Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Igual que hacían los niños aplicados de las familias bien, en los tiempos de la F.E.N. obligatoria, los políticos aparecen en el salón para mostrar sus habilidades por Navidad. Entonces hay que mirarles con media sonrisa para evitar el rubor ajeno cuando ni el verso rima, ni la flauta suena, ni el piano acierta porque aprietan mal la tecla, ni recuerdan a Arquímedes. Ellos, como los niños de familia bien, buscan el aplauso de las visitas, y a ser posible que les caiga una golosina en forma de voto. Rajoy y Zapatero hasta han coincidido en el mismo día para presentar sus notas, y los dos están felices, ambos creen que los Reyes Magos les premiarán.
Zapatero se mira al espejo y no se besa porque no llega, ufano y chachipén, presenta un balance en el que admite ?algunos errores?, (no es de recibo incluir a los asesinados por ETA en el mismo capítulo en el que aparecen los retrasos de cercanías), pero así era su puesta en escena. Para él todo es discutido y discutible, así que el modelo de Estado lo dejamos para otro día y resulta que algo tan importante se queda al final del libro de texto, en ese limbo al que nunca se llegaba en clase. Manuel Marín estaba tan quemado que prefirió dejar el colegio, abandonar los estudios, a compartir pupitre de nuevo con un ?Pitagorín? que le metía los problemas en la mesa del registro y luego que Marín toreara el morlaco. Para Zapatero todo cabe dentro de ?la mirada positiva? que es un eslogan que se opone a ?la mirada del tuerto? que pretende endosar a Rajoy. En materia de asuntos sociales ha avanzado mucho aunque no todo lo que le pedían sus socios, pero el debate sobre la reforma de la Ley del Aborto ha estado a punto de complicarle el final de la legislatura. Luego está lo de la economía en la que íbamos a jugar la ?champions league?, más tarde lo dejamos en turbulencias hipotecarias y finalmente dimos con la dieta del conejo. A pesar de las dudas de futuro, Zapatero cuenta con el apoyo de banqueros y empresarios con los que se ha hecho fotos estratégicas que valen más que un diploma de Harvard. Si el capital confía en tí, tú ya puedes confiar en ti mismo. Lo último ha sido premiar a su peluquero con la medalla al Mérito del Trabajo; Julián Alonso es el hombre que más cerca ha estado de las ideas de ZP, ha navegado por su cabeza con unas tijeras en forma de nave espacial.
Rajoy no ha conseguido a Rato pero basa su buen momento en una oferta económica extensa, en una renovación institucional y en una visión global del Estado. Lo único malo es que sólo puede contar con él mismo, Zapatero tiene mayor cintura para los pactos. Rajoy tiene que controlar también el entusiasmo de los suyos. Algunos, como Gallardón, tienen tantas ganas de acompañarle que le adelantan cuando pueden con total impudicia.
Ambos saben que juegan un ?play off?, el que pierda se marcha a casa. Y enero empieza mañana.
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