Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

A veces con una sola pregunta se obtienen informaciones de gran importancia. En la sala vips de la estación de RENFE, en Córdoba, hay una penumbra de saloncito de te, muy incómoda si se quiere leer un periódico o incluso verse la punta de los zapatos, (o ambas cosas). A la pregunta de si podrían dar más luz en la sala, la azafata que la atendía respondió: ?ya me gustaría pero no hay bombillas. Las hemos pedido pero nos dicen que todavía no hay presupuesto?. Toma ya tren del siglo XXI, derroche de medios y poderío tecnológico? y cuando se funde una bombilla de 60 watios ya no hay forma de reponerla salvo que le toque una primitiva al director de la estación.

Lo de RENFE siempre ha sido un mundo aparte, tanto en su forma de vender billetes, como en las tarifas como en esa capacidad de no dar explicaciones que para eso somos el monopolio de las vías de hierro. Todo lo que ocurre en esa casa es un arcano mayor.

¿Sabrá la ministra, a punto de inaugurar su AVE a Málaga, que en la sala vips de Córdoba no tienen para bombillas?, ¿Pondrán una hucha como la que había antes para los negritos pero con la cara de Magdalena Álvarez, y que allí depositemos el óvolo correspondiente?

Si por un clavo se perdió una herradura y por ésta un caballo y luego un reino, por una bombilla se puede echar a perder una labor de modernidad. Sepan los que hagan uso de la estación de Córdoba que deberán llevar una linterna hasta que solucionen lo del presupuesto. Como si las tinieblas fueran una forma de vida, el regreso a lo místico.

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Etiquetas: madridiario.es, opinion