Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
La demostración de que el bien existe es que el Club Estudiantes sigue en pie, a pesar de una gestión económica al menos insólita. El Estu es una tricefalia de gran nivel: equipo, junta directiva y factor emocional, (rara vez coinciden los tres en el mismo sentido). En etapas de ruina inminente se consiguieron éxitos deportivos espectaculares, en las paredes del Magariños pusieron una pintada: ?ellos tienen el poder pero nosotros la poesía?, que era una manera de justificar por qué no jugaban con extranjeros de postín. Pero hoy no funciona ni el juego ni la gestión, y la Demencia no está por hacer de la orquesta del Titanic que animaba mientras el buque se iba a tomar por saco.
El Ayuntamiento Gallardón le debe cien kilos de los antiguos al Estu, pero como bien recuerda Luís Blázquez el equipo no está al corriente de pago, (cuando Dios dijo ?hágase la luz? en el Ramiro ya se debían dos meses). Y lo dice Blázquez, un hombre que estudió en la casa y que ha sido socio del equipo durante muchos años. No tengo que acudir a la hemeroteca para recordar las pipas que he compartido con Luís Blázquez en las sillas blancas del pabellón antes del incendio, (del equipo no, del Palacio de los Deportes). El presidente de la Empresa Municipal de Madrid Palacios y Congresos de blanco sólo tiene las canas, así que no busquen una conspiración por ese lado.
Podemos hacer unas risas con la Operación Guateque y añadir que sólo faltaban los ?estudiantes? para liar la marimorena, pero sería un chiste malo de tuno a punto de jubilarse. Lo cierto es que Estudiantes ha tocado suelo en lo deportivo y en lo económico, y cuando se unen ambos factores la situación se complica. Es muy triste ver como un equipo grande juega en la clandestinidad emocional, quizá nunca debió cruzar La Castellana ni perder su sello de patio de colegio. Esto no lo salva ni Pinone inyectándose unos chutes de ciclista para mejorar el rendimiento de la edad. Al club se le puede aplicar aquello que decía Marx, (Groucho, no Carlos): partiendo de la nada llegamos a alcanzar las más altas cotas de la miseria.
Estudiantes no ha sabido jugar sin balón, se ha pisado las botas en los despachos de una manera lamentable durante muchos años. A otros, como al Real Madrid, se les recalificó, y a los del Atlético también se está en ello. Pero los del Ramiro no supieron recalificar su mala suerte, y en lugar de superarla se dieron a la nostalgia del tango de los días felices y del pretérito imperfecto. El alcalde puede que sea un rata que no paga, pero la directiva no acierta. Sería lamentable ver como entra la policía en el Magariños igual que hicieron en Costa Polvoranca, a por el desahucio, a pelotazo limpio.
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