Armas para todos los cuerpos

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Si hay algo que no duerme no son los bomberos sino la industria del armamento, no dejan un segundo de maquinar sus penúltimas infamias. Por el momento no hemos resuelto cómo puede comer todo el mundo pero podemos matar a la población mundial con unos misiles; cuando queremos somos capaces de hacernos la puñeta de manera realmente eficaz. Somos muy pragmáticos a la hora de eliminarnos unos a otros. Están de moda las pistolas que aplican descargas, en Canadá han matado a un inmigrante polaco, (será porque el pobre hombre no leyó el prospecto donde se decía que no era mortal). Siempre se ha dicho que era importante manejar un idioma, ahora mucho más porque es en defensa propia; si dialogas en la lengua del policía tienes muchas posibilidades de sobrevivir al encuentro.
La pistola que muerde como una serpiente y da calambre como un poste de la luz se llama ?Taser X 26?, y tiene una mala leche de espanto. En Internet circulan imágenes pavorosas de cómo son ?atendidos? algunos mendigos en las calles. Les meten una descarga que les estira los huesos y se los separa de los músculos, una autopsia en vivo de la que están muy orgullosos sus constructores porque subrayan que no causan daños graves, (claro que toda estadística tiene sus desviaciones). Alguien que inventa un arma debería hacer como Alfred Nobel y donar sus ingresos a la ciencia, pero algo nos hace sospechar que no será en este caso. En cada conflicto bélico hay unos cuantos comerciales del armamento, se les distingue porque son los únicos que no llevan el cuello manchado de sangre. Se pasean de un lado a otro del mundo con un catálogo donde se puede elegir la mejor forma de matar en el momento más adecuado. Si compras a granel hacen descuento, cuántas más tumbas abras mejor cliente resultas. A partir de cierto nivel de consumo te regalan un tanque para pasear a los niños el fin de semana.
La juventud de los sesenta salió algo hippie y muy atolondrada, la de hoy está muy interesada por las armas porque ya los efectos especiales del cine son poco creíbles. Falta poco para que alguien invente la Taser de bolsillo para que los chavales jueguen en su urbanización a darse corrientes que provocan risa. Este arma lo que hace es superar el concepto del pellizco de monja y dotarlo de un nivel de destrucción hasta el momento desconocido.
Seguro que hay un arma que nos apunta siempre, hay un arma para cada cuerpo. Mientras la muerte siga siendo un negocio pondrán precio a nuestras cabezas, llegará el día en el que veamos cómo cotizan en bolsa las agencias de mercenarios avaladas por su eficacia. A los traficantes de pistolas Fernán Gómez les habría mandado a pedir autógrafos, justo por ahí.

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