Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
El alcalde dijo que quería estar en la nueva sede del Ayuntamiento (antes llamada Santa María de las Telecomunicaciones) el lunes 5 de noviembre, y así ha sido. Se ha tratado de una mudanza con cierta prisa, con algunas deficiencias pero lo cierto es que Gallardón cumple: si se le pone entre ceja y ceja, inaugura. Después de lo de la M-30 cualquier obra es menor para él.
Del ?modesto? cubículo que se ha buscado junto a La Castellena, destaca su despacho de 80 metros cuadrados, varios minipisos de la ministra Trujillo. Es un Ayuntamiento a la europea, enorme, descomunal, más palacio que oficina, (aunque a él no le mola nada que le llamen palacio).
Gallardón tiene una nueva torre desde la que jugar al ajedrez popular y desde la que divisa las idas y venidas del Gobierno de Aguirre por Alcalá. Estratégicamente es como haber conquistado Gibraltar en la época de la guerra fría. En realidad tiene el mejor edificio de Madrid, La Moncloa es una porra comparada con la sede del nuevo Ayuntamiento.
Dicen los ingleses que dos mudanzas equivalen a un incendio, así que si tiene pensado mudarse también a la calle Génova para ?apoyar? a Rajoy, tendrá que calcular que algunos enseres se va a dejar por el camino. Como en el chiste le podemos preguntar al alcalde qué tres objetos salvaría de su despacho en caso de incendio, igual nos íbamos a llevar alguna sorpresa.
La Cibeles, que ha estado de tertulia con Neptuno y el Ángel Caído en el Gijón, dice que ha visto pasar camiones muy cargados. La Cibeles no es cotilla sino vieja, por eso sabe mucho.
El nuevo Ayuntamiento tiene bastante de pirámide con unos chirimbolos en la puerta que estropean el paisaje. Dicen que ahí, en plan tablón de anuncios, va a publicar sus intenciones electorales.
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