Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Responsables del tráfico aéreo de Barajas deberán responder en sede judicial del ruido de los aviones. Lo van a tener crudo porque, aunque hay compañías de bajo coste, lo cierto es que atronan igual que los aviones clásicos de las compañías de bandera.
El hombre siempre ha deseado volar, lo más lejos posible, pero la máquina que inventó tiene sus efectos secundarios. Y, dentro de poco, aterrizarán los gigantescos aviones de Airbus en los que cabe media provincia de Soria.
El ruido es algo insoportable, igual que algunos mensajes políticos, pero lo padecemos sin rechistar. La solución seria crear otro aeropuerto pero no parece que sea algo inmediato en las agendas de las autoridades, ¡si no se ponen de acuerdo Fomento y Comunidad en inaugurar la T4, qué podemos esperar!
En los primeros tiempos de la aviación las ovejas huían cuando pasaba un pájaro de acero sobre sus cabezas, ahora las ovejas han desaparecido, ¿pasará igual con los hombres?
Dado que tenemos que convivir con esos enormes aviones? podríamos exigir a la industria que los creara más silenciosos. Barajas es la puerta de América y no podemos renunciar a un puerto de esas dimensiones económicas pero tampoco a costa de horadarnos nos oídos con silbidos agudos e interminables.
En la dialéctica del ruido y del hombre uno se sitúa del lado de las ovejas y entiende que lo que no era bueno para ellas tampoco debe serlo para el hombre.
Y, ahora, a taparse los oídos porque viene otro avión
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Etiquetas: madridiario.es, opinion