Una declaración de guerra

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Este chico batasuno, algo cerril y en exceso sobreactuado, que se llama Pernando Barrena no se entera. Este chico es un idiota. Deben ser los efectos secundarios de ser el portavoz de la muerte, un oficio tan desagradable al que no se accede por oposición sino por reunir las psicopatías necesarias. Este bobo se acaba de dar cuenta de que el estado de derecho está en guerra con los que matan, extorsionan, secuestran y amenazan. Y se ha asustado, claro, normal. Se le ha puesto cara de indignación absoluta como si de repente hubiera conocido que el ratoncito Pérez se ha jubilado.
Hace demasiado tiempo que venimos sufriendo las consecuencias de la guerra de ETA que nos ha dejado esquelas rabia. Hace años que estos sujetos conculcan la Constitución y les sorprende que un juez les llame a capítulo. El protagonista de “Uno de los nuestros” decía que se había hecho de la mafia porque así encontraba siempre un hueco libre para aparcar el coche en la puerta de su casa, y estos cuervos se hicieron de ETA para chulear con impudicia y ocupar toda la calle. Durante el llamado proceso de paz se creyeron la última coca-cola en el desierto, pero su torpeza infinita les volvió a llevar al arroyo. En realidad a estos cafres no les interesa la paz porque sin pistolas no son nadie. En el diálogo se quedan afónicos y si nadie escucha sus ladridos se descomponen porque se creen muy lobos cuando en realidad son muy hienas. Son unos sujetos decimonónicos, “carlistones”, macarras y achulados, gente que tiene demasiado odio en sangre como para taponar sus arterias.

Garzón les “entrulla” por hacer pública ostentación de sus actividades ilícitas, pero también les debería acusar de haber roto el sueño de paz en el País Vasco y de haber hecho añicos nuestra última ilusión como pueblo que añora la convivencia pacífica. A partir de ahí que la Justicia haga con estos tiparracos lo que se tienen merecido y que compartan patio con el detestable De Juana y el matón de Otegi. En cuanto a Pernando, como siga haciendo el chulito me parece que le van a dar un paseíto en furgoneta hasta la Audiencia Nacional. Merecido se lo tiene como siga ciscándose en el Código Penal.

Efectivamente, es la guerra pero con la ley y este rompepelotas se acaba de dar cuenta, de ahí el pasmo y el comprensible soponcio. Es de esperar que la instrucción siga su curso y que nos libre durante unos cuantos años de la presencia de esta caspa social. O dicho de otro modo que se vayan a la cárcel lo más urgente posible, sería como si el cielo se despejara y se quedara un día claro. ¡Hale, Pernando, a hacer puñetas chavalín!

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