Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Aguirre se vistió de rojo Botín para echarle las cuentas al presidente del Gobierno, no sabemos si se quitaron la chaqueta, pero dos horas de sofá en una tarde de bochorno madrileño dan para mucho. Hubo importantes acuerdos y también algo de ballet presidencial, Zapatero se calzó las zapatillas de la Paulova para pasar de puntas por el asunto de las Cercanías. Miedo da pensar que en materia de trenes Madrid será igual que otras comunidades, ojo que nos «catalaniza» porque la gestión no la cede del todo. Que nos iguale en el mal servicio, y en el retraso, mola poco.
En la agenda monclovita de visitas varias se refleja que es el tercer encuentro de Zapatero con Esperanza Aguirre, casualmente esta vez convocado por él, no así los dos anteriores. Tiene su parte de maldad: el mismo día en el que es elegido Mariano Rajoy como candidato oficial a las generales, Zapatero consigue que Aguirre llegue antes a La Moncloa, aunque sea para tomar café con «cercanías», («el presidente es muy simpático… yo también», decía la presidenta para dar unas claves de por dónde fue la reunión, que tuvo parte oficial y también un rincón de la confidencia, que para eso somos presidentes los dos).
Puede que en el terreno del café con secretos y dos tazas de azúcar entraran algunas preguntas sobre la reunión de Génova, o sobre las ambiciones del alcalde de Madrid, pero eso no trascendió. Sabemos que le ha dado la M-40, dos aeropuertos nuevos, la cárcel de Carabanchel para un hospital, (siempre que Interior reciba una propinilla a cambio) y que admitió que en Madrid el Gobierno ha gastado menos que Tarzán en corbatas. A buenas horas deudas verdes.
La proximidad de las generales le lleva a Zapatero a sentir cariño por el atascado; cambio alquitrán de carreteras por votos, y si cuela pues eso. Aguirre se cogió a la promesa y dentro de un mes le presentará por escrito la propuesta de infraestructuras, todas. Si hace falta contrata a un escribano pendolista para que quede con letra currada, le pone un lacre y se la hace llegar con un cartero a caballo.
Ya que lo cogió en caliente no debe esperar a que se le pase la emoción del encuentro, que en política el olvido es inversamente proporcional a las urnas, y lo que ayer fue amistad mañana es distancia olímpica y celos. Por cierto, el agujero negro de la estación en la Puerta del Sol se prolongará hasta el año 2009, con menos tiempo se construyó la pirámide de Keops.
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