Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
El alcalde ejerce de pastor de las conciencias, regidor de nuestros espíritus, gurú de los sentimientos y gobernante puritano. Y eso sin que nadie se lo haya pedido sino de forma altruista.
Gallardón tiene en estudio el cierre de los sex shops de la zona centro, aunque admite que cumplen con la legalidad, ¿entonces dónde está el pecado? Se les llena la boca de liberalismo y luego les sale el ramalazo de Formación del Espíritu Municipal.
Si quieren decir que los sex shops son contra las buenas costumbres, que lo digan, pero eso es introducir la moral en los negocios, (algo muy peligroso porque no tiene límite). Después de los sex shops le pueden estorbar otro tipo de actividades, igualmente legales, aunque altamente incómodas para la imagen de Madrid.
Por si en el Ayuntamiento estuvieran carentes de ideas, que no creo, les puedo dar algunas: las terrazas sin permiso que se montan en contra del descanso vecinal, los ruidos de las motos de baja cilindrada, los que hacen pis en las fachadas, los que creen que nos importa la música que llevan en su coche, los que afanan en los semáforos de La Castellana, etc.
Y, por supuesto, los mendigos que pernoctan en sábanas de cartón. Para mejorar la triste vida de esos pobres ni siquiera hay un proyecto en estudio.
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