Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Si Marco Polo trajo la seda… de oriente causando furor en los salones de Venecia, Esperanza Aguirre está dispuesta a traer el liberalismo a Madrid porque no hay otro sistema posible, fuera del liberalismo no hay salvación, vayan tomando nota. La alusión al paño no es gratuita. El diputado del PP Juan Soler, el hombre que marca tendencias en la Asamblea, lucía un traje de chaqueta de seda china y la derecha nunca da puntadas sin hilo.
La presidenta hizo un discurso positivo, bien construido, elegante en la forma y trepidante en el fondo. Aguirre no quiere que se le duerman los suyos; porque «yo soy liberal» baja los impuestos, porque «yo soy liberal» está empeñada en la educación bilingüe hasta conseguir que en las tiendas de Moratalaz pongan el cartel de «se habla español», porque «yo soy liberal» crea guarderías en las empresas, porque «yo soy liberal» inventa una consejería de Deportes con direcciones generales de cuerpos sanos y abdominales de mármol -anuncio que cogió a su Gobierno en la inopia del continuismo; fue la sorpresa de la mañana-. Ser liberal es poner al madrileño al trote, como se empeñe Esperanza Aguirre se nos va a poner cuerpo de bifidus a todos. Lo siguiente es decretar taichí obligatorio antes de entrar en la empresa por la mañana. Unos estiramientos ayudan a la espalda y alejan la mente de las peligrosas doctrinas socialistas y comunistas.
El poder de convocatoria… de Aguirre se dejaba notar en la tribuna donde sólo faltó el presidente del Real Madrid, porque, sin duda, habría pasado una noche también muy liberal. Alberto Ruiz-Gallardón siguió el discurso muy atento. A su lado, Concepción Dancausa, Ana Botella, el Defensor del Menor -el de ahora, Arturo Canalda, y el que no quiere dejar de serlo, Núñez Morgades-, Alvarez del Manzano, que llegó tarde, Fermín Lucas, que es el hombre amable de Madrid, y Salvador Santos Campano, en calidad de nuevo jefe de la patronal, amén del secretario general de UGT José Ricardo Martínez y de Javier López de CCOO, y Pilar Gallego y Oscar Iglesias del PSOE del Ayuntamiento de Madrid.
Muestra de lo sobrada que comienza la presidenta la nueva legislatura es que estaba en los folios y en el percal de la tribuna, así interrumpió la lectura para decir: «Déjenle pasar, es el alcalde de San Sebastián de los Reyes, ustedes no lo conocen, pero se puede sentar». Risas. Y en los pasillos, fotos con la nueva alcaldesa de Leganés, Guadalupe Bragado, a la que le soltó «eres mi héroe», por aquello de alcanzar la vara por el silencio de IU. Al diputado más joven, Pablo Casado, que se había vestido de ejecutivo de Torre Picasso le dijo: «¡Cómo te has vestido así!». Hay que añadir que la imagen de Casado en la Asamblea era de vaqueros.
Rafael Simancas estaba mustio, le han salido canas por la parte de la gestora. Más activas Matilde Fernández, que tomó nota de todo, e Inés Sabanés, crecida al aumentar su grupo. La sesión la presidía la nueva mandamás de Vallecas, Elvira Rodríguez, aunque sus palabras no se escucharon porque la megafonía no estuvo en servicio hasta pasados tres minutos del discurso de Aguirre. Tampoco nos perdimos mucho al no escuchar a la señora Rodríguez. La pareja superliberal la formaban Lucía Figar y Juan José Güemes, cuya corbata era de color indescriptible. Güemes debió ser compañero de viaje de Marco Polo sin lugar a dudas.
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