Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Les recomiendo que hagan como un amigo que se ha hecho un power-point para seguir el lío de la CNMV, y así colocar en el gráfico las acusaciones que hace Conthe, convertido en el mayordomo infiel.
La última salpicada, (y eso que ahora no tenemos barro), llega hasta el candidato al Ayuntamiento de Madrid, Miguel Sebastián, entonces director de la Oficina Económica de Moncloa y hoy envuelto en el lío que gestó la operación contra el presidente del BBVA. Sebastián ha decidido retirarse unas horas para meditar su debate en Telemadrid con Gallardón y Ángel Pérez, de IU. Su ausencia es un mordisco tierno para el PP de Esperanza Aguirre que se ha encargado de colocarle en el centro de todas las sospechas y él solito se ha puesto. Sebastián ha hecho como el que va a ver un espectáculo de lanzamiento de cuchillos y se ofrece voluntario para probar la emoción del acero cercando su silueta. El resultado no podría ser peor para él.
Ha dejado de ser un candidato para convertirse en una sospecha, en una incógnita que arrastra el PSOE madrileño que nunca le terminó de ver con buenos ojos porque dicen que es la reedición de la ?beautiful people?.
A Rafael Simancas el otro día le borraron la estación de metro y hoy la sonrisa. Así se le regala la campaña al PP y nos ahorramos una pasta en carteles y mítines. Sebastián no puede aparecer junto a la baronesa Thyssen en el Paseo del Prado y desaparecer cuando se le espera. Dar explicaciones también es política.
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Etiquetas: el boletín, opinion