‘No hay manera de quitarme un balón’

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

RETRATO

Origen. Madrid, 1979. Currículo. Comenzó como malabarista en la escuela del circo Carampa. Gracias a Rafael de Carlos se especializó en malabares con pelotas de fútbol. Ha sido Torres, Joaquín, Luque, Beckham, Raúl, Kaká y Robin en diversos anuncios. Ellos ponían la fama y él su habilidad. «Mi padre quería que heredara su empresa y su hijo le salió artista a su pesar. Tuve que salir en TV con Maradona para que mi padre entendiera mi trabajo». Aficiones. «El rock and roll. Camarón y Pereza (mi grupo favorito)». Debilidades. «¡Las chavalas!». Virtudes. «Sincero, noble y tengo mucho arte». Defectos. «Un poco desastre, un poco bocazas y un poco peleón».

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Se ha formado con los mejores maestros del malabarismo pero no olvida sus orígenes como artista en El Retiro, «donde existe un código ético en el que todos nos respetamos. Aunque para la Policía seamos seres ilegales carentes de derechos. Para ellos somos delincuentes». Le gusta combinar el flamenco con el circo, algo que ya había hecho el alemán Francis Brunn, (con Farruquito). Si alguien tiene un guante en el pie es él.
Pregunta.- ¿No es futbolista porque no quiere?

Respuesta.- No juego al fútbol por tres razones: no corro porque me canso, no me peleo porque me hago daño y no me tiro al suelo porque me mancho.

P.- ¿A usted nadie le quita la pelota?

R.- Sin trampas, sin empujones, sin zancadillas… No hay manera de quitarme un balón.

P.- ¿Le gustaría batir un récord?

R.- ¡Buf, qué coñazo! Son muchas horas y luego no te dan nada.

P.- ¿Los futbolistas son agradecidos?

R.- El que mejor me ha tratado es Diego Armando (Maradona). Estuve en su programa de televisión en Buenos Aires.

P.- ¿Cómo es Maradona de cerca?

R.- Maradona es como si no tuviera piel, es un corazón en la mano, el tío.

P.- ¿Toca el balón como usted?

R.- Bastante mejor. No me puedo tirar el rollo de que yo sea mejor.

P.- ¿Su vida es un equilibro perfecto?

R.- ¡En absoluto!… Ser artista de circo en España es un oficio muy devaluado. Me paso la vida trabajando fuera.

P.- ¿Se imagina actuando en el Real?

R.- Me gustaría juntarme con un cuadro flamenco y un bailaor para hacer un espectáculo en el Teatro Real.

P.- ¿No saldría igual con música disco?

R.- No, porque el flamenco es un arte tribal y tiene mucho de dentro, es lo que me llama la atención.

P.- ¿Bush es un buen equilibrista?

R.- Sólo me salen adjetivos despectivos de él. No le podría negar mi entrada al espectáculo; pero invitado no va a ir.

P.- ¿Es la atracción favorita de sus amigos?

R.- Estoy muy acostumbrado a llegar a una reunión y que me digan: «¡Jesús, haznos algo!», y hacer malabares con cinco patatas.

P.- ¿Eso con las chicas funciona bien?

R.- ¡La verdad es que sí!… Las chavalas lo ven y dicen: «¡Cómo tiene que manejar las pelotas este tío!».

P.- ¿Las «pelotas» que yo pienso?

R.- Sí, las que ellas piensan.

P.- ¿Dónde está la escuela de su oficio?

R.- En mi caso fue El Retiro en fin de semana; los lunes cambiaba las monedas en el banco.

P.- ¿Se ganaba pasta bien en El Retiro?

R.- Es muy difícil vivir del trabajo en El Retiro.

P.- ¿A quién recuerda de su tiempo?

R.- A Stuartini, era muy respetado pero un artista malísimo. Hacía «la cuerda de muerte», llevaba media vida en España y, como Robinson, no sabía hablar nada. Se fue.

P.- ¿Lo extraditaron por malo?

R.- Se marchó a su país, Estados Unidos, también expulsado por los suramericanos que llegaron a trabajar saltándose todos los códigos.

P.- ¿Su trabajo es de «tiqui-taca»?

R.- Sí, entre la habilidad y el desparpajo. Luego tengo que «vestirlo» bonito para que guste al público.

P.- ¿Su mejor público quién es?

R.- Vallecas. Me encanta actuar en el Hebe, lleva abierto 27 años. De ahí salgo tan emocionado como si saliera de Las Ventas.

P.- ¿Mejor Vallecas que el barrio de Salamanca?

R.- La gente de Vallecas sabe valorar. En el barrio de Salamanca nada más que hay discotecas de pijos y pringaos.

P.- ¿En general se aprecia al circo?

R.- No, somos muy catetillos. En España el circo no ha salido adelante porque hemos pasado de la alpargata al BMW.

P.- ¿Usted qué coche tiene?

R.- Si tengo que elegir me quedo con la alpargata que es la autenticidad.

P.- ¿Qué piensa de los artistas de semáforo?

R.- Es un formato que nació en Suramérica, 20 segundos de trabajo y 15 para pasar la gorra. En Venezuela me encontré con una niña de ocho años que en un semáforo hacía trucos que a mí no me salen.

P.- ¿A qué renunció para ser artista?

R.- A un trabajo estable, a llevarme bien con mi familia, y acepté que me tuvieran por un tipo raro.

P.- ¿En la vida se le caen los platos?

R.- Mil. Los malabaristas somos los que más huevos hemos roto en las cocinas de nuestras madres.

P.- ¿A qué se parece el amor?

R.- A mover muchos platos chinos a la vez y a que todos estén en el aire sin caerse.

P.- ¿Qué es el «más difícil todavía»?

R.- Lo que hacía Francis Brunn: el truco imposible… Yo estoy en ello.

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