‘Entiendo más al lobo que a Caperucita’

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

RETRATO
Origen. Mollet del Vallés, (Barcelona). 1944. Currículo. Le acaban de premiar como Mejor Director por su trabajo en La Cabra o ¿Quién es Sylvia? Comenzó como actor a finales de los 60 con Marsillach y así 40 personajes hasta llegar a la reciente Arte con Flotats. «La gente me recuerda por la serie Policías aunque en realidad televisión es de lo que menos he hecho». En RNE participó en Calle 42, un programa musical que estuvo 13 años en antena. Aficiones. «Pasear por Nueva York. Tengo alma de Brooklyn». Debilidades. «La música de las comedias musicales». Virtudes. «Obsesión por la perfección». Defectos. «Demasiado vehemente. Cuando hablo parece que discuto».
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“He cumplido sesenta y cuatro años y sigo siendo una joven promesa, ¡hay que joderse!». Lo dice con su voz de trueno, metro noventa y seis, y cara de Walter Matthau: «Me alegro de que lo digas porque era un actor increíble». Ahora está en el Teatro Bellas Artes para decir que se ha enamorado, ella es una cabra. En su relación hay también sexo, justo lo que no encontraba en casa.

Pregunta.- ¿Todo el mundo está muy solo?

Respuesta.- En la función se reflexiona sobre la soledad del hombre de éxito, un arquitecto conocido.

P.- ¿Por qué se enamora de una cabra?

R.- Porque dice que en sus ojos descubrió la ingenuidad, la pureza y la inocencia.

P.- ¿Amor platónico y también carnal?

R.- El personaje reconoce que se tira a la cabra, pero como consecuencia de estar enamorado, no es un placer exótico.

P.- ¿Todo es un problema de soledad?

R.- ¡Cuántas familias cenan juntas en casa viendo la tele y cada uno está solo y triste en su propia soledad!

P.- ¿El sexo no garantiza la cercanía?

R.- Se supone que es el momento de fusión máxima, pero el sexo también se acaba.

P.- «Cada vez que conozco a más gente, amo más a mi perro»; Groucho.

R.- No estoy de acuerdo, (y no tengo perro). Todavía el ser humano tiene unos valores que lo hacen más atractivo que un animal.

P.- ¿Pero entendería una pasión animal?

R.- ¡Cuántos de los que abrazan a sus perros y gatos no sienten una relación profunda de amor y sexo!

P.- ¿Todos estamos como una cabra?

R.- Ojalá todos estuviéramos como una cabra, ¡bendita locura! Es imprescindible un punto de locura.

P.- ¿La cabra le pone los cuernos?

R.- El personaje dice: «La quiero y ella me quiere», pero no tengo clara la fidelidad de la cabra con Martín.

P.- ¿Con sus cuernos y su talento?

R.- Einstein le dijo a Marilyn: «Tengamos un hijo con tu cuerpo y mi talento», y ella le respondió: «imagina qué horror si sale con talento de Marilyn y cuerpo de Einstein».

P.- ¿Quién no ha amado a un pato?

R.- ¡Cuántos no han llorado por la muerte de su hámster o de su conejo favorito!, (sin buscarle matices freudianos).

P.- ¿Le van a acusar de zoofilia artística?

R.- En la función la zoofilia es sólo un punto de partida. El autor quería hacer una obra para comprobar el nivel de tolerancia del espectador.

P.- ¿Entiende ahora a Caperucita con el lobo?

R.- Entiendo más al lobo que a Caperucita. Caperucita tendría que arrepentirse de no haber aceptado una invitación en el bosque.

P.- ¿Una cabra es una «pareja de leche»?

R.- Claro, además los cuernos están desde un principio. No hay sorpresa nunca.

P.- ¿Cómo reacciona el público de Madrid?

R.- En Madrid el público se ríe menos que en otros sitios, se lo toman más en serio.

P.- ¿Es Madrid una ciudad más solemne?

R.- Quizá sí y vive más a flor de piel una cierta crispación.

P.- ¿A usted le llega hasta el escenario?

R.- Sí, lo noto muchísimo. La gente de Madrid vive una crispación política más que en otras partes.

P.- ¿Trabajar cerca del Congreso es un riesgo?

R.- Será la proximidad… Además vivo en una calle pegada al Congreso. Alrededor del Congreso hay una zona de radiación.

P.- ¿Ustedes también se quejan de las manifestaciones?

R.- A la queja de los comerciantes nos apuntamos nosotros. Tenemos manifestación cada tres semanas, en dos meses hemos tenido cuatro concentraciones en Cibeles.

P.- ¿Eso lo notan en taquilla?

R.- Los sábados por la tarde en los que no hay manifestación se agota la taquilla.

P.- ¿Es partidario de las manifestaciones?

R.- Creo que las que se convocan últimamente entran en una rutina del sinsentido.

P.- ¿De todo esto «la cabra» qué opina?

R.- Pensaría aquello de que el hombre es un lobo para el hombre. En los últimos días leo a políticos que me parecen irracionales.

P.- ¿Catalán y defensor de los toros?

R.- Claro, por un sentido lúdico, me interesa mucho la liturgia del teatro, que es como la de los toros. En las corridas hay Mediterráneo y antigua Grecia.

P.- ¿Entiende a los que las prohíben?

R.- Creo que argumentan defender al animal cuando en realidad las identifican con el franquismo y la España negra. También en Cataluña se identifica a cantante folklórico con franquismo, es una visión distorsionada.

P.- ¿Vienen a verle al teatro porque sale en televisión?

R.- Mentira, ahora no salgo en televisión. Sí es verdad que mi personaje de Policías era de impacto.

P.- ¿Imponía respeto por la calle?

R.- Algunos chicos me gritaban: «¡Policía, policía!», y la gente se asustaba muchísimo.

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