Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Los jugadores son un sindicato de clase que reivindican sus derechos sobre el césped del Bernabéu; igual el público lo toma por un juego triste cuando en realidad están haciendo una presión laboral en condiciones. Lo que no sabemos es a quién pretenden jorobar, si al presidente Calderón, al mariscal de campo Mijatovic, al tancredo Capello o al abonado, (cuando los que van al campo hablan más del sabor de las pipas que del juego del equipo, malo). El criticado Capello es el mismo tipo que echaron del club en 1997 pero que fue capaz de crear un equipo que un año después ganó la Copa de Europa.
La respuesta a la crisis la tiene la foto a caballo que se hizo Beckham: ?que no me dejan jugar, ¡pues yo me autonombro caballero de la pezuña blanca y con esta espada me hago unos anuncios!?. Por lo tanto tenía razón su presidente cuando dijo de él que era un seudo-actor, a caballo tiene menos gracia que doña Jimena a la grupa del Cid. A Beckham hace tiempo que le dejó de interesar el fútbol, ahora vive en otra realidad, atrapado en su cuerpo y en su leyenda de mechas y estrellas, tan de cera como la estatua que le hicieron en el Museo Tussauds de Nueva York, (lo inexpresivo define la unión con Victoria Adams). Otra de las claves ha salido rumbo a Milán con exceso de equipaje, personas próximas afirman que Ronaldo I ?el monstruo? dio 95 kilos en la báscula y todos de felicidad. Eso es ?saber vivir? y no lo que cuenta Torreiglesias por la mañana en la tele. El equipo vive una temporada de transición donde Roberto Carlos tiene un pie fuera y el otro también, y así hasta completar una operación Renove de la plantilla que puede ser histórica. En el club se perdona que no lleguen a la pelota, pero se considera inadmisible que no se dejen la vida en el intento. La idea es alejarse de lo vulgar y recuperar el espíritu de gladiadores que remontaban lo imposible, que el Bernabéu tenga la vidilla de un corro en la Bolsa más que la prudencia de una noche en la Ópera. Es normal que años de aburrimiento hayan provocado aluminosis anímica en los espectadores, les prometieron el mejor equipo del mundo y se han tragado un tostón con muy pocas alegrías. Están hartos de ir al estadio para lamentar su condición merengue, ya decía Ortega que cualquier esfuerzo inútil conduce a la melancolía.
Al Real Madrid no se le tolera una milésima de imperfección, pero el Madrid no es un reloj suizo, nunca lo ha sido. Ahora tiene la oportunidad de engrasar la maquinaria para que el cuco no llegue tarde a las campanadas. El gran mal fue el concepto ?galáctico? acuñado en la época de Florentino, dando la impresión de que eran autómatas infalibles de goles y copas. La diferencia de Ramón Calderón con el resto de presidentes que han pasado por Concha Espina es que no se corta, que no hace chanchullos de palco, que no intercambia canapés por ladrillos, que no se lleva a los jugadores a cenas para hacer negocios con Pekín y que trata de devolver la identidad blanca a un club que hace años perdió el sentido. Y una vez que la jueza le ha dado la razón en el engorroso asunto del voto por correo, tiene vía libre para iniciar el estiramiento de piel que le hace falta al club.
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Etiquetas: deportes opinión, el mundo