Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Han colocado unos carteles enormes de Miguel Sebastián en el Metro y, debido a las generosas medidas de la foto y a la estrechez de algunos pasillos, el efecto óptico obtenido es como si Sebastián te mirara, como si se diera cuenta de todo, ¡qué agobio! Si ponen debajo: «Miguel Sebastián, sé lo que hiciste el último verano», provocaría alguna indisposición transitoria. Sebastián mueve poco la expresión, lo pudimos apreciar cuando habló con las manos y ahora en las vallas del Metro. No sabemos si aposta, pero le están potenciando el gesto ausente de Bill Murray en Lost in translation, (cuando Sofia Coppola consiguió que no hablara en toda la película). Claro que Murray ya había hecho antes Atrapado en el tiempo, que esperemos no sea una metáfora de los trabajos ímprobos que le quedan para alcanzar el Ayuntamiento. En esa película el protagonista está condenado a repetir el mismo día una y otra vez, (por si le vale de augurio, este año la marmota Phil al salir de su madriguera no vio su sombra, significa que la primavera se adelanta).
Entre el actor de Illinois y el político madrileño hay quince toneladas de maquillaje de diferencia, pero haría bien Sebastián en tomar el pronóstico de la marmota en serio porque de aquí a un suspiro empieza a oler a campo y a romería. Los sastres de barrio cosen los chalecos que van a lucir los chulapos en la pradera de San Isidro y huele a pollo de Casa Mingo, desde el Manzanares en obras hasta la cuesta que lleva al Paseo de Rosales. Y de ahí al voto hay un paso corto; entonces veremos si tenían razón los expertos en fotogenia electoral. Si les sale bien la jugada, no tienen por qué repetir retrato en próximas citas electorales, se le ponen unas canas en el foto-shop y tan ricamente. Eso sí, igual el candidato socialista por falta de expresividad corre el peligro de convertirse en estatua de sal, (Madrid tiene mucho de Sodoma y Gomorra).
Es posible que Sebastián maneje adrede los símbolos de los sordos porque, quizá, a Madrid le haga falta otro lenguaje, menos tecnológico y más humano. Si es por proximidad con los carteles del Metro lo han conseguido, aunque también puede que se les haya ido la mano con el entusiasmo de acercar el candidato al pueblo. Ni Antonio Banderas cuando iba de Zorro ocupaba tanto espacio alquilado.
Es cierto que toda campaña tiene algo de rodaje cinematográfico, por eso Gallardón se trabaja los efectos especiales, Aguirre el guión y en Izquierda Unida les ha dado por el corto de ficción, que es de presupuesto menor. En su día Trinidad Jiménez se postuló para chica Almodóvar con una chupa de cuero que era lo más sensual que se había dado en la Casa de la Villa desde que Susana Estrada destetó a Tierno Galván en aquella democracia lactante. Vale, Sebastián, que te hemos visto, ríete un poco, tampoco es para ponerse así.
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